Gerardo L. Martín González

El cimorro

Gerardo L. Martín González


Pueblos y conventos

02/11/2021

A pueblos y conventos les afecta el mismo mal: la despoblación. Hablar de la España vaciada, que no vacía, está de moda, sobre todo en política, como si fuese un problema nuevo, cuando esto viene de lejos; es como un incendio sin apagar, sin saber cómo hacerlo, que ha ido devorando lentamente y que tenía que acabar así, en una desolación. Los conventos se cierran, pues los cuatro supervivientes que pudieran quedar, ya no pueden mas. Las pequeñas localidades (solo en la provincia de Ávila no habrá nadie censado en unas 200 en este siglo) se abandonan, porque ya no hay vida en ellas. Nadie quiere cerrar un pueblo, y menos los políticos, aunque haya un solo habitante. Reuniones, estudios de causas y soluciones a doquier; tema diario en prensa, radio, televisión, en tertulias; todos hablan de este mal, y dan soluciones, que son como tiritas para esta gran herida. Todas con grandes inversiones. 
Ya hay pueblos desaparecidos, de los que quedan solo ruinas, igual que conventos y monasterios, impresionantes construcciones sólidas y majestuosas, hoy bellas imágenes para el turismo, o las que tuvieron mejor suerte, convertidas en hoteles, restaurantes o almacenes. Nadie con el espíritu de sus fundadores las habita. Las causas históricas fueron las guerras, pestes, pobreza, el clima, exclaustraciones o desamortizaciones. ¿Cuáles son las causas de hoy día, para que pueblos, monasterios y conventos queden vaciados? El origen del problema, la falta de VOCACIONES, para los conventos y para los pueblos. Tal vez alguien, tiene la llamada profunda y sentida de encerrarse en un convento o en un monasterio de por vida, de clausura o abierto, para ser monja, fraile o cura secular. Tal vez alguien, quiere ser de pueblo, rural, trabajar en el campo y la naturaleza. Son trabajos duros, sacrificados y poco agradecidos, y en ambos debería entrarse joven, ilusionado y convencido. ¿Qué le pasa a la juventud de hoy, que esto no les atrae? El mundo les ofrece otras cosas, mas cómodas, mas atractivas, de menos trabajo, de menos sacrificio, de mas libertad, de manos limpias, de tener de todo y cerca; esto en teoría, pues en la práctica, las rosas tienen espinas.
En lo que pase en los conventos no entran los políticos, pues es una cuestión de religión que no tocan, si no es para expropiar. Obispos y Superiores de Órdenes religiosas, saben el problema, pero tampoco le hincan mucho el diente, pues si Dios lo quiere así, que así sea. No obstante, surgen nuevas Órdenes o Congregaciones que tienen una notable afiliación, y esto mantiene la vitalidad de la iglesia consagrada. Pero ¿qué pasa con otras instituciones, vivas durante siglos, de Órdenes llenas de historia y ahora periclitadas?
Los pueblos desde mediados el siglo XX han tenido un continuo declinar, entrando ahora en una agonía de muerte, lenta, pero que llegará. Algunos aventureros los lleva a decir que, están cansados de la vida de ciudad, y se han ido al pueblo a vivir (jubilados que desaparecerán mas bien pronto) o a trabajar, los menos, en verdaderas faenas rurales; los mas en otras cosas que copian de la ciudad. Y ¿cuántos son? ¿cinco, diez, cien? Insuficiente para llenar un vacío existente. Sin embargo pronto hablaran de derechos, que dan votos, yo pago mis impuestos y exijo lo mismo, buenas carreteras de acceso, servicios de agua, saneamiento, recogida de basuras, calles pavimentadas, electricidad, conexión perfecta a internet y cobertura de móvil; servicios de seguridad, médico y farmacia, y si hay niños (pero ¿hay natalidad?), escuela y algo mas o si no, me voy; tener misa los domingos no se exigirá dado el ateísmo reinante, pero sin sonar las campanas; y que haya algo de diversión, bares y comercio de todo. ¿y las casas rurales, o las de fin de semana o veraneo? ¿Qué infraestructura humana y material las mantendrán? Es hacer miniciudades en lo rural, falsear la naturaleza que nadie cuidará, pues pasar del campo (ruralitas) a una localidad mayor se hace mas o menos bien, pero pasar de la ciudad (urbanitas) al campo, es temporal o imposible. Y no hay país que mantenga el costo de estos servicios para todos.
Las VOCACIONES son imprescindibles, las necesarias para mantener vivo un pueblo o un convento. Mas el pez grande se comerá al chico.