BMS, la quinta farmacéutica tras un año de fusión con Celgene

Javier D.Bazaga (SPC)
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La compañía se posiciona como la segunda en España en investigación clínica con una inversión de 50 millones en I+D

Bristol Myers Squibb y Celgene han cumplido un año desde que se formalizara su unión logrando constituir la quinta compañía farmacéutica a nivel mundial. La fusión, que supuso una de las mayores operaciones financieras del sector -y que deja a BMS como marca única-, fue presentada de manera oficial esta pasada semana en un encuentro virtual que sirvió para dar a conocer la estrategia, fortalezas, avances y retos del futuro de la biofarmacéutica, cuya visión es «transformar la vida de los pacientes a través de la ciencia gracias al desarrollo de medicamentos innovadores para pacientes con enfermedades graves y con altas necesidades no cubiertas».

Durante el encuentro se puso de manifiesto la intención de la compañía de «humanizar la ciencia» para poder ponerla al servicio de los pacientes. Un compromiso que expresó su director general para España y Portugal, Roberto Úrbez, que elogió el resultado de la unión por la «capacidad de integrar lo mejor de las dos compañías», incluido el talento que dijo ser «nuestra gran ventaja competitiva». Así, «la nueva compañía es ahora mucho más sólida y potente, contribuyendo aún más si cabe a hacer avanzar la ciencia», afirmó, sobre todo en las especialidades que ya venían desarrollando por separado y que son oncología, hematología, inmunología y cardiovascular. 

En España han logrado ser la segunda compañía en promover la investigación clínica con una inversión de más de 50 millones de euros en I+D, y más de 200 ensayos clínicos en desarrollo en la actualidad, según explicó su director médico, José Cabrera. «Tenemos una de las carteras de productos en desarrollo más diversas y prometedoras de la industria y vamos a hacer lo que esté en nuestra mano por continuar mejorando las vidas de las personas», agregó, situando ese compromiso en el foco de toda su acción con el objetivo de «acelerar  el proceso de llegada de los nuevos fármacos a los pacientes». Algo que se hace ya desde el centro tecnológico de Sevilla, encargado de identificar de manera temprana las moléculas. 

Úrbez reivindicó, además, el papel de la industria farmacéutica durante estos meses de pandemia en los que ha demostrado que «es parte de la solución», dejando como principal lección aprendida la enorme colaboración» que han desarrollado en todo el sector.