Medinaceli, una llamada a la reflexión

P.R.
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La procesión partió a las nueve de la noche de la Catedral, en un recorrido que llevó por distintas vías intramuros y extramuros de la ciudad, y con un punto de atención preferente, el Paseo del Rastro

Medinaceli, una llamada a la reflexión - Foto: David Castro

Las nueva iluminación de la plaza de la Catedral se encendía en el momento en que el Cristo de Medinaceli salía por la puerta de la seo abulense, portado por 28 braceros. La tarde languidecía en ese momento y  la nueva luz  ofrecía a los cientos de asistentes una panorámica  distinta a la acostumbrada. De esta forma la  procesión de Medinaceli, con sus siete pasos, se disponía a iniciar su recorrido penitencial .

El paso de San Pedro Llorando fue el primero en abandonar la Catedral; tras él, el Cristo de Medinaceli, con su cadencia a base del esfuerzo y fervor de quienes iban debajo portando sus andas. El Nazareno del Perdón, el Calvario, la Virgen del Mayor, Dolor, el Cristo Yacente y la Virgen de las Lágrimas cerraban el desfile de tronos engalanados y arropados por un millar de penitentes de la Archicofradía y por miles de abulenses y visitantes que salieron al paso por algunas de las calles del itinerario previsto.

El millar de cofrades que desfilaron en esta estación penitencial lucían la nueva medalla que sustituía a la antigua que databa de 1987 y que han querido actualizar. El acompañamiento musical también tuvo novedades con la presencia por primera vez de la Banda de Cornetas y Tambores Santísima Trinidad de Palencia, que se unió a la banda de cornetas y Tambores Jesús Atado a la columna de Medina del Campo, que repetía. En esta ocasión se ha optado por reducir la presencia de bandas a únicamente a dos, con el objetivo de mejorar su acústica. A su vez, y por tercer año consecutivo, desde la Archicofradía se mantuvo el homenaje que se lleva haciendo en los últimos tres años a las otras tres cofradías que hasta mediados del siglo XX había en la barriada de San Antonio y que el Padre Victoriano unificó en torno a la de Medinaceli. Así, junto a los presidentes de los pasos de la Virgen de las Lágrimas,  el Calvario y la Virgen del mayor dolor iba un penitente con el hábito que en su día lucían las cofradías de la Venerable Orden Tercera Franciscana, Los Ferroviarios y la Juventud Antoniana.

La llegada al Paseo del Rastro fue, como es tradición desde que la procesión realiza el recorrido actual, el paso de referencia de esta procesión, hasta su llegada después a la Catedral, el punto de partida y de llegada, no sin antes completar el recorrido extramuros e intramuros, accediendo por  la Puerta de La Santa y adentrándose intramuros por diversas calles hasta llegar a su punto de partida.