Ávila, con plan de emergencia patrimonial desde 2010

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El área de Patrimonio del Ayuntamiento y Bomberos trabajaron conjuntamente desde 2006 para elaborar un plan de emergencias para 40 edificios religiosos y civiles

Ávila, con plan de emergencia patrimonial desde 2010

En diciembre de 2010, Ávila se convirtió en ciudad pionera en el mundo por su plan especial para proteger el patrimonio, ya que por vez primera incluía la participación de los distintos cuerpos locales implicados en emergencias. Hasta la fecha, este tipo de documentos lo podía tener cada edificio (museos en su mayor parte, y casi ninguna iglesia), al margen de los cuerpos de seguridad. 

Este proyecto, ideado desde el área de Patrimonio con Bomberos, se concretó en un extenso documento de varios volúmenes y bajo el título Plan de Protección, Conservación y Catalogación ante Emergencias del Conjunto Histórico de la ciudad de Ávila, que tardó tres años en elaborarse y en el que participaron técnicos de Patrimonio, de Bomberos y personal de la Universidad de Salamanca para elaborar recreaciones en 3D de los edificios, que consiguieron que cada uno de los 40 incluidos cuenten con un soporte que incluye la información necesaria en el caso de haya que intervenir por una emergencia, como la recientemente vivida en la Catedral de Notre Dame.

El Plan incluye una visita visual por las instalaciones para encontrar cualquier obra de arte que albergue en su interior y fichas sobre la intervención, con datos sobre el edificio, un estudio de su seguridad, valoración de los costes, ubicación de los lugares de riesgo, plan de salvaguarda, delimitación de las áreas de trabajo o itinerarios de abastecimiento. Todo ello se completa con una base de datos que, según se anunció en su día, se iría actualizando. 

Este trabajo facilitaría a los bomberos y servicios de emergencias su actuación en caso de catástrofe en alguno de los edificios civiles o templos religiosos de la ciudad. Los dueños de cada edificio recibieron sendas copias del plan de actuación, mientras que otra permanece en el parque de Bomberos, desde donde el mando encargado podría coordinar la intervención en caso necesario. Ante un supuesto práctico, el plan da una solución a medida para cada edificio. El mando podría conocer, en primer lugar, el mejor itinerario posible y uno secundario si fuera necesario. Una vez en el lugar del siniestro, se dispondría de información de todos los objetos del edificio, que están inventariados y catalogados, con un mapa en el que se ve la ubicación la prioridad necesaria para salvaguardar en el caso de que sea posible la evacuación de estos.

Después llegaría el momento de acceder al plano de delimitación de las áreas de trabajo, donde se incluye la forma de seguridad, la intervención, el triaje, el embalaje, la zona de carga y trasporte e incluso el cordón de seguridad. Todos estos elementos varían en cada edificio y según la zona en la que se encuentren.

Las fichas de intervención también ayudan a saber cómo trasportar los objetos, si estos son desmontables, quién es el encargado del edificio, un estudio sobre las instalaciones, un mapa de riesgo del edificio, así como otros factores. 

Una de las partes más espectaculares del plan es la visita virtual, ya que permite desde el centro de control una imagen del edificio, tanto exterior como interior, para coordinar el proceso de intervención.

El caso es que los bomberos de Ávila son reconocidos en muchos lugares como los ‘bomberos del patrimonio’, gracias a la labor de prevención que desde ya hace más de diez años realizan. Este trabajo ha sido tan importante, que ha despertado interés en lugares como el Museo del Prado o el Thysen y ha servido de modelo para el Plan Nacional. 

Una de las cuestiones más importante del Plan de Protección Integral del Patrimonio, no es sin embargo el documento que diga cómo actuar, sino que proponía actuaciones preventivas para dotar a los monumentos de unas infraestructuras básicas en materia de prevención para evitar se produzcan situaciones de riesgo o emergencia, algunas de las cuales se han llevado a cabo en este tiempo. Actualmente, tiene el reto de concluir el protocolo final, que pasa por saber qué hacer con las obras una vez que, por ejemplo, han sido salvadas de un hipotético incendio.