«Juan del Águila fue el prototipo del soldado del siglo XVI"

D.C
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Eduardo de Mesa abrió el ciclo de charlas de la Cátedra Julián Vallespín 'De héroes y batallas: memoria de las armas abulenses» acercándose a un militar tan grande como poco conocido

Juan del Águila y Arellano (1545-1604), militar abulense conocido como ‘Juan sin miedo’ por el arrojo cercano a la temeridad con el que se enfrentó a su labor guerrera y que le hizo merecedor de muchos méritos en el campo de batalla, fue el protagonista de la apertura del ciclo de conferencias de la Cátedra de Cultura de Defensa ‘Subteniente Julián Vallespín’ denominado ‘De héroes y batallas: memoria de las armas abulenses’, un acercamiento a una figura histórica de trascendencia internacional que corrió a cargo de Eduardo de Mesa, doctor en Historia.

Recordó Eduardo de Mesa, madrileño muy vinculado a la provincia de Ávila, que Juan del Águila fue «una figura abulense muy destacada en la historia, alguien a quien presentaron a Felipe II como el hombre que había nacido sin miedo», y precisamente su objetivo con la ponencia a la que había sido invitado fue «hacer ver a la gente la importancia que tuvo ese gran militar no solamente por su valentía sino también por la importancia que tuvo su figura en una serie de hechos históricos destacados, porque es una persona que parece que a lo mejor está siempre no en el sitio más correcto pero sí en un momento muy relevante».

Resumiendo su enorme currículum militar, recordó De Mesa que Juan del Águila «luchó en el Sitio de Malta de 1565 contra los turcos, una batalla que viene a significar el fin de la expansión turca en el Mediterráneo, y luego va a estar sirviendo primero como soldado y luego como alférez, capitán y maestro de campo en las guerras de Flandes,  que tuvieron lugar entre los rebeldes holandeses y Felipe II». Es precisamente en esa larga guerra donde «se va a conocer el arrojo de este abulense, que luego va a ser el maestre de campo general de dos expediciones, una a Bretaña y otra a Irlanda, en Kinsale, que van a marcar bastante la política exterior de Felipe II y Felipe III».