El trastorno bipolar podría afectar a unos 2.500 abulenses

E.Carretero
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Algunos estudios estiman que el 1,6 por ciento de la población sufre esta enfermedad mental que en buena parte de los casos con tratamiento farmacológico y apoyo permite llevar una vida normal

El trastorno bipolar podría afectar a unos 2.500 abulenses - Foto: Diario de Burgos

Aunque este año apenas se conmemorará debido a la situación de alarma en la que nos encontramos a consecuencia del avance del coronavirus, lo cierto es que este lunes se celebra el Día Mundial del Trastorno Bipolar, efemérides que se recuerda cada 30 de marzo coincidiendo con la fecha de nacimiento del pintor  Vincent Van Gogh, a quien de forma póstuma le fue diagnosticada esta enfermedad mental.

Pese a que se trata de un trastorno aún poco conocido entre la población en general, se calcula que esta enfermedad afecta a unos 60 millones de personas en todo el mundo. De hecho, desde la Federación de Salud Mental de Castilla y León refieren a algunos estudios que sitúan la prevalencia de la enfermedad en el 1,6 por ciento de la población, lo que supondría que en Ávila puede haber más de 2.500 afectados por este trastorno.  

Se trata de una enfermedad mental que a pesar de ser grave «cuenta actualmente con posibilidades terapéuticas que permiten, en muchos casos, un control total» como demuestra el hecho de que una parte importante de los afectados por esta patología «desarrollan vidas profesionales de prestigio en campos como la política, la música, las artes, la economía, y las ciencias», tal y como destacan desde la Fundación Mundo Bipolar.

El trastorno bipolar, explican desde la Federación  de Salud Mental de Castilla y León, se suele caracterizar por «la alternancia de episodios maníacos y depresivos separados por periodos de estado de ánimo normal». Durante los episodios de manía, el paciente «presenta un estado de ánimo exaltado o irritable, hiperactividad, verborrea, autoestima elevada y una disminución de la necesidad de dormir». Además, las personas que presentan solamente episodios maníacos y no sufren fases depresivas «también se clasifican dentro del diagnóstico de trastorno bipolar».

Para el tratamiento de la enfermedad se dispone de medicamentos «que estabilizan el estado de ánimo con los que atajar eficazmente las fases agudas del trastorno bipolar y prevenir las recidivas», además del apoyo psicosocial, que  «es un elemento esencial del tratamiento». Y justamente porque es una enfermedad en la que la combinación de tratamientos suele resultar efectiva no son muchas las personas con trastorno bipolar que llegan a  Faema, la asociación de familiares, amigos y personas con discapacidad por enfermedad mental de Ávila, tal y como reconoce Rocío Revilla, directora de Centros de esta asociación.

Como ocurre con cualquier otra enfermedad mental, también quienes sufren trastorno bipolar tienen que luchar contra el «estigma y el rechazo social», recordando Revilla, que «es una enfermedad más y que nadie rechaza a una persona porque tenga cáncer o diabetes».

En Faema el trastorno bipolar no se aborda de forma diferente a como se trabaja con cualquier otra enfermedad mental, ya que en todos los casos, explica Revilla, se realiza una atención individualizada. «Nuestro trabajo consiste en acompañar y apoyar a estas personas, en cualquier momento de su proceso vital e independientemente de su enfermedad mental», apunta la responsable de Centros de Faema para explicar que esa atención «se basa en las necesidades de apoyo que cada persona tiene».

Y es en estos momentos, debido al cierre de centros y a esa situación de vulnerabilidad que tienen las personas con enfermedad mental, cuando desde asociaciones como Faema «se está dando más apoyo que nunca».  

No en vano, apunta Revilla, esta situación de confinamiento es «especialmente complicada» para quienes tienen un trastorno mental que a su enfermedad en no pocas ocasiones suman también otras patologías y circunstancias personales especiales, ya que «muchos viven solos y carecen de apoyos, lo que les hace aún más vulnerables»

 Esta situación de cuarentena social, apunta la directora de Centros de Faema, «rompe esa rutina del día a día en la que trabajamos  a lo largo del año y que para las personas con enfermedad mental resulta fundamental». A esto añade esta profesional el «miedo» que estos enfermos sienten ante la situación actual, lo que supone «un riesgo de desestabilización a nivel psiquiátrico muy grande».

Objetivo prioritario para Faema es evitar que esta situación de confinamiento rompa el vínculo entre la persona y el profesional, ya que «es ahora cuando más necesitan ese apoyo, protección y compañía y es cuando corren el riesgo de aislarse más». Por eso,  los profesionales de esta asociación han intensificado las labores de seguimiento y de apoyo ayudándose en este caso de videoconferencias, llamadas de teléfono, whatsapp o correos electrónicos. «Estamos muy pendientes de cuidar su estado de ánimo y sus hábitos, para que no pierdan las rutinas y los vínculos que ya tenían con nosotros», reconoce esta profesional.

«Es importante que comprendan lo que está ocurriendo en esta crisis sanitaria, acepten todas las medidas adoptadas por las autoridades y realicen los cuidados de salud indicados. Pero más específicamente apoyar en sus necesidades concretas, atender a sus preocupaciones y a su estado de ánimo. En definitiva, con cada persona, recordarle ahora más que nunca, cómo debe cuidar su salud mental, según su plan individualizado de atención», resume Revilla la labor que se está llevando a cabo desde Faema tanto con las personas con enfermedad mental, incluidos aquellos diagnosticados de trastorno bipolar.