Luces y adornos de Navidad siguen colocados en las calles (amortizando su alto precio), esperando volver a lucir en una ocasión propicia. Esta posibilidad puede darse con el inicio este viernes de la campaña electoral autonómica que han hecho cambiar de paso a las distintas fuerzas políticas que nunca creyeron que Mañueco adelantara las elecciones, pero lo hizo y no hay marcha atrás, pero si puede el Alcalde de la Capital (afirmó que sin municipales ese adelanto no se daría. Falló y minusvaloró al Presidente Autonómico) encender esas luces que por el momento es lo único novedoso con lo que presentarse ante los ciudadanos. 
Según se ha planteado la precampaña, la contienda se alinea en un todos contra Mañueco, quien ha cogido el guante hasta el punto de ser el centro de su campaña –Mañueco 2022–. Toda una intención de declaración asumiendo en primera persona primero la decisión de convocar, segundo el peso de la campaña y tercero los resultados. Los apenas dos años y medio de legislatura han transformado a aquel novel Mañueco como líder regional en el candidato a batir, lo que dice mucho de su crecimiento político y personal (se quitó las gafas) y muy poco de una oposición que perdió todo el crédito electoral conseguido en las urnas con una impropia moción de censura que fortaleció al Presidente Regional y debilitó al resto. 
Las encuestas conocidas, hasta ahora, auguran un importante descalabro para el resto de partidos, lo que ha generado una excesiva euforia en las filas populares –cautela–. Lo que si parece desvelar las encuestas es que el voto de castigo que la ciudadanía proporcionó al PP en 2019 no se va a volver a repetir. Cosa diferente es que la cuestión de confianza –cita electoral– alcance la mayoría absoluta pretendida. Para ello deberá servir la campaña electoral.   
En los próximos quince días cada una de las formaciones políticas que aspiran a contar con representación en las Cortes de Valladolid doblegarán sus mensajes, proclamas y propuestas, o al menos eso es lo que se espera, pues afirmaciones tan frívolas como la del Alcalde de la Capital de sentirse «decepcionado si el electorado no da su merecido al PP» –culpabilizando, ya, de inicio a los ciudadanos de su voto– no parecen suficientes para retener la confianza que les otorgó contar, durante treinta meses, con un Procurador Regional cuya primera intervención (septiembre 2019) en el hemiciclo –Comisión de Sanidad– fue reconocer que había «manejado y manipulado» listas de espera siendo director del Complejo Asistencial del Hospital abulense. 
En toda campaña se hacen promesas y anuncios impactantes para atraer la atención de los votantes. La sorpresiva convocatoria electoral parece haber dejado sin ideas, ni margen de maniobra a partidos y aspirantes, pues no salen de la crítica por el adelanto y así no se ganan más votos. En el caso de Ávila, va a ser interesante saber si la formación Por-Ávila (aspira a repetir el procurador o incluso tener dos), cuya campaña se va a centrar en la Capital que gobierna, su Regidor se sacará algún conejo de la chistera en forma de proclama, profecía o presagio para revertir la mala percepción que la ciudadanía tiene de la calamitosa gestión municipal (lastre para el voto regional) o bien sacrificará esas noticias, guardándolas para sí, en pos de sacarle mayor rédito de cara a su reelección en las municipales de apenas un año. «Encender las luces» o mantenerlas apagadas. Dilema a resolver.