Una fiesta diferente, pero sigue siendo fiesta

B.M
-

La crisis sanitaria no impidió que los vecinos de El Barraco celebrasen el día de su patrón, el Cristo de Gracia, aunque en este caso solo fuera con la eucaristía, ya fuera en la parroquia o desde sus televisores

Una fiesta diferente, pero sigue siendo fiesta

No se pudieron vivir momentos como la ofrenda floral o los niños subidos a las andas, pero El Barraco estaba este lunes de fiesta. La fiesta de su patrón, el Cristo de Gracia.

Este año la crisis sanitaria está marcando todo el calendario y en El Barraco no se podía ser menos, lo que obligó a que todas las fiestas de su Cristo se tuvieran que suspender, para evitar aglomeraciones y que no se cumpliera con las medidas de seguridad, pero sin eliminar lo que, en el fondo, es la esencia de la fiesta en su parte religiosa, la eucaristía. Se hizo cumpliendo todas las normas de seguridad, y por tanto con el templo al 50 por ciento de su capacidad, aunque se contó con la ventaja de que La 8 de Ávila retransmitió en directo la misa, lo que hizo que todos los vecinos la pudieran seguir a través de sus televisores.

La eucaristía se celebró en la parroquia y estuvo acompañada en su parte musical por componentes de la Banda Municipal de Música y el coro parroquial. En la iglesia, la imagen del Cristo de Gracia presidía la celebración, situándose en la parte izquierda del altar.

La celebración eucarística estuvo presidida por el párroco, Antonio Jiménez, recién desembarcado a este destino. En su homilía, habló de que la fiesta del patrón llegaba en un tiempo marcado por la crisis sanitaria, social y económica «que nos sigue golpeando con fuerza» y con una pandemia que «ha trastocado todos nuestros planes y nuestro estilo de vida ordinario».

Sin embargo, reflexionó, esta circunstancia adversa que estamos atravesando ofrecía «la posibilidad de celebrar la fiesta del Santísimo Cristo de Gracia con mayor sentido cristiano y autenticidad». Y esto se debe a que este año faltan la mayor parte de actividades que otros años llenaban  el programa festivo pero se tiene «lo esencial, lo que no puede faltar para que haya fiesta, la eucaristía». Esto supone «una oportunidad para redescubrir lo único necesario» y para «celebrar su fiesta de una manera más auténtica, liberándola de todo el ropaje externo, que estando bien, a veces nos puede despistar de lo verdaderamente esencial e importante». Por ello animó a mirar al Cristo de Gracia en un momento «difícil de nuestra historia».