La primera comunión en 15 años en Villanueva de Ávila

I.Camarero Jiménez
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La iglesia de San Pedro Bautista fue la elegida por la familia de Pablo Sánchez para tan significativo acontecimiento, sin duda una gran noticia para un municipio con escasa juventud y sin escuela desde hace años

La primera comunión en 15 años en Villanueva de Ávila

Villanueva de Ávila se ha vestido de fiesta el último fin de semana del mes de  agosto. Después de 15 años por primera vez el templo de San Pedro Bautista abría sus puertas para celebrar una comunión. Pablo Sánchez y su familia tenían claro que el pequeño debía tener en su pueblo la celebración. Un acontecimiento que lógicamente se tenía que haber llevado a cabo antes, concretamente el 24 de mayo, pero que con motivo de la pandemia y del confinamiento en el que estábamos entonces tuvo que ser obligatoriamente aplazado.

Aplazado sí, pero con el ánimo intacto entre los asistentes que desde luego también han sido menos que los que se había planificado tiempo atrás. 

Una comunión no es algo que se organice de la noche a la mañana y cuando los padres de Pablo, es decir Aníbal Sánchez y Silvia Martín empezaron a hacer planes claramente no contaban con la crisis sanitaria, ni ellos, ni nadie.

La primera comunión en 15 años en Villanueva de ÁvilaLa primera comunión en 15 años en Villanueva de ÁvilaDe más de medio centenar de asistentes al final se quedaron en 19, todos familiares muy directos y allegados, todo muy cerrado al núcleo vital. Padres, primos, tíos, las abuelas y entre los asistentes, también el párroco que se encargó de la celebración religiosa, Don Sixto a quien cedió las competencias el titular de la iglesia de Villanueva de Ávila, Don Federico y que lo hizo encantado, reconoce Silvia, la madre del pequeño Pablo.

El niño ha acudido a catequésis en Ávila pero «tenía muy claro que la comunión la tomaba en el pueblo» que desde siempre ha marcado su vida. 

«Pasa mucho tiempo allí», reconoce la madre, con la que hablamos ayer (un día después del gran día), ya más relajada después de uno de los grandes momentos familiares del año.

En familia, en su pueblo y con gran ilusión reconocen que el momento fue precioso, con la iglesia adornada para la ocasión, con globos de helio a la salida del templo y con una comida también organizada en el único bar con el que cuenta el pueblo, en La Querencia, «que también son familia».

Siempre es una buena noticia que los más jóvenes den vida a un pueblo que, relata Silvia, ha tenido mucha vida este verano -no son pocos los que han apostado por el turismo rural este verano y de eso en Villanueva saben mucho-, pero ahora llega septiembre, el inicio de curso escolar y de allí los niños desaparecerán porque no hay escuela. Ahora bien Pablo volverá, de hecho está empadronado allí, y lo hará como lo hace siempre porque forma parte de su vida y ahora tiene otro grato recuerdo que así lo atestigua, su comunión. 

Quien tiene pueblo sabe que tiene un tesoro y gestos como éste que ha tenido esta familia a veces son necesarios.