Comaneci compuso 'Ad limitum' para Ávila

I.Camarero Jiménez
-

La propuesta que llegó al Palacio de Bracamonte apostó por la música como hilo conductor y por el circo como motor

Comaneci compuso 'Ad limitum’ para Ávila - Foto: David Castro

Desde el principio se notaba que el espectáculo que tenía preparado el artista Mario Comaneci para el público abulense y en el que era su estreno en Castilla y León iba a tener como claro hilo conductor la música. Ya incluso en el tiempo de espera el público se pudo deleitar con bellas composiciones que fueron ‘in crescendo’ cuando el protagonista salió a escena para hacer las últimas comprobaciones. 

Funcionaba el piano, el mástil chino estaba bien equilibrado, las poleas estaban bien aseguradas. Los primeros momentos fueron de sepulcral silencio hasta que hizo sonar las primeras teclas y composiciones. Cada nota de su piano móvil se iba grabando para usarlas más adelante, las percusiones vocales llegarían después,  igual que el resto de ritmos que, como quien no quiere la cosa,  iban componiendo una única pieza que después se adornaría con circo.  Dotes para el malabarismo, para el diábolo tiene el artista, pero ante todo para subir y bajar del mastil como si fuera, permítanme la expresión, un mono y con sueltas más propias de un gimnasta que de un artista circense y con tanta seguridad como para tocar el piano (elevado varios metros del suelo por una polea) del revés y tan sólo sujeto por las piernas al mástil en cuestión.

El pianista circense era el primer personaje, pero Comaneci dio vida a más, también a un músico de blues, asentado al final del mastil con su armónica, a un guitarrista de rock acompañado por su guitarra eléctrica, que no era más que una percha, que en los inicios del espectáculo cumplía su función, que no era otra que sostener el traje que Comaneci lució durante buena parte de su actuación. Música, clown, malabares y como decíamos mucho poderío físico que demostrar ante el público, como si nada.