"Un cuadro es la suma de sus destrucciones"

E.Carretero
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Blanca López protagoniza hasta el 3 de noviembre en Los Verdugo la exposición de retratos Fusión de Miradas en la que comparte espacio con la obra reciente de su hijo José María

"Un cuadro es la suma de sus destrucciones" - Foto: David Castro

Arquitecta técnica de formación, Blanca López empezó a pintar hace casi 25 años y estos días protagoniza la exposición ‘Fusión de Miradas’ que se puede ver en el Palacio de Los Verdugo y en la que su obra comparte espacio con la de su hijo José María Jiménez.

 

Aunque lleva más de cuatro décadas viviendo en Ávila, la ciudad a la que llegó con poco más de 20 años y en la que formó una familia, lo cierto es que Blanca López Muñoz sigue muy ligada a Burgos, la provincia en la que nació y en la que sigue viviendo su madre que con 93 años, dice, está «muy orgullosa» de la faceta artística de su hija mediana que estos días protagoniza una interesante y más que recomendable exposición en el Palacio de Los Verdugo donde además comparte espacio con su hijo José María Jiménez, quien ha heredado de su madre la afición por el arte y la pintura. 

 

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Sus murallas  y  nuestra insigne escritora  del siglo de Oro, Santa Teresa de Jesús.

¿ Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Pasear por sus calles y callejuelas dentro del recinto amurallado y , sobre todo,  hacer un poco de cicerone acompañando a familiares y  amigos  que no la conocen para que vean lo hermosa que es la ciudad que me ha acogido.

¿ Y lo que menos?

No es sólo una cosa, sino un compendio de aspectos  que hemos ido perdiendo en estos últimos años. Es una ciudad tranquila, sí, pero a qué precio. Nuestros hijos se van fuera por falta de un trabajo que les permita independizarse, los medios de transporte y comunicación, nos sitúan a la cola de las ciudades de España, ya que se han ido reduciendo paulatinamente. Necesitamos industria, que permanezca y haga atractiva la vida aquí. No puede ser solamente una ciudad de  turismo y de servicios, porque eso da sólo cobertura a un sector muy limitado.

Un lugar para perderse.

Siento añoranza del paisaje de  Espinosa de los Monteros, metido en un hermoso valle, próximo a los Pasiegos, donde pasé los primeros años de mi niñez. Pero aquí en Ávila, yo me perdería con la lectura de un libro, en cualquier rincón del campo, donde se mezclan el color con los olores, el sonido de las aves y las imponentes rocas graníticas con su silencio, y también por qué no, con un pequeño lienzo en blanco, para poderlo plasmar en él.

Un recuerdo de la infancia...

Uno de los recuerdos que más me impactó, fue el nacimiento de mis hermanos mellizos cuando yo tenía siete años y que descubrí al llegar a casa una mañana al volver del colegio.

Un personaje abulense que le haya marcado.

He conocido a muchas personas cuya vida y  trayectoria han significado mucho para mí, y estoy segura que de ellos he aprendido mucho, pero no puedo aludir a nadie en particular.

El mayor cambio qué necesita Ávila es...

Ávila necesita un cambio drástico, y no debiera ser a largo plazo, en lo relativo a la industria, a la generación de puestos de trabajo estables, a la mejora de las comunicaciones...

Y Ávila tiene que mantener.

Hacer lo posible y, lo imposible si es necesario,  para que las Instituciones que nos representan no se dejen llevar a otras ciudades aquello que ya poseemos.

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Una ciudad para las familias, tranquila y segura para los niños donde se puede ser muy feliz.

¿Cómo ve la ciudad en el futuro?

Quiero ser positiva... me gustaría que mucho más positiva para las futuras generaciones.

¿ Qué puede aportar usted a la ciudad?

Mi pequeño grano de arena puede ser contribuir a través de la pintura a dar un mayor auge al desarrollo cultural.