Editorial

Impulso industrial para una provincia que necesita reactivarse

J.M.M.
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Los últimos Consejos de Gobierno de la Junta de Castilla y León han comenzado a liberar fondos para poner en marcha los distintos ejes de actuación incluidos en el Plan Territorial de Fomento para Ávila y su entorno. La Plataforma Logística Agroalimentaria y el Centro de Transferencia del Conocimiento  percibieron antes de que concluyese el año 2021 una partida de un millón de euros para su impulso. Este jueves también se habilitaban desde la Administración autonómica 4 millones de euros para la construcción de la subestación eléctrica del polígono industrial de Vicolozano, una infraestructura imprescindible para el desarrollo de este área industrial, que ha estado hipotecado casi desde sus orígenes por un déficit de energía eléctrica para acoger ciertas empresas y poder desarrollar otras que ya estaban implantadas. Con esta infraestructura esas carencias se verán subsanadas y ahora hay que empezar a hacer realidad la dotación de más suelo industrial que abriría la puerta a la incorporación de nuevas empresas.

También hace unos días se producía una gran noticia para el desarrollo industrial de Arévalo, con la posibilidad de acogerse a importantes beneficios fiscales para implantarse en el polígono Tierra de Arévalo, en el marco del Plan Territorial de Fomento de Medina del Campo, que también recibió la aprobación por parte del órgano de gobierno autonómico.

El trabajo realizado desde las distintas administraciones para impulsar ese desarrollo industrial que tanto necesita esta provincia empieza a fraguarse, y en estos momentos no admite que se ralentice por ningún motivo porque del futuro crecimiento de esos polígonos depende en buena medida el devenir de una provincia que necesita asentar población con capacidad de producir, y para ello es prioritario el crecimiento empresarial y la generación de empleo.

Existen datos para la esperanza, y se confía en que poco a poco se vaya superando una pandemia que ha lastrado también la reactivación económica, y más en provincias como Ávila que aún tienen mucho que avanzar en convergencia con otras más desarrolladas. Y que debe hacer frente, al igual que el resto, a handicaps como el problema con el abastecimiento de suministros (un asunto de calado mundial, que frena a todo el tejido industrial) o el hecho de que se haya disparado la inflación alcanzando registros históricos. El año 2021 se cerró con un incremento del IPC en Ávila del 7,4%, una décima más que la subida regional y casi un punto por encima de la subida nacional, que fue del 6,5%, lo que de nuevo sitúa a los abulenses en una situación de desventaja y penaliza a su ya debilitada de por sí economía.

Pero Ávila debe tener preparadas sus infraestructuras industriales para que una vez se superen estas crisis de suministros y de precios se esté en la mejor disposición posible para que nuevas empresas vengan a asentarse, y que las que ya estén ubicadas, y estén retrasando sus proyectos de ampliación, los puedan acometer.

Por eso no hay que escatimar esfuerzos para seguir buscando ese futuro industrial que tanto necesita esta provincia, y que obliga a trabajar sin descanso para mostrar las posibilidades que existen y favorecer el asentamiento de empresas.