Un nuevo vecino de bronce

M.M.G.
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San Miguel de Serrezuela cuenta desde este domingo con una réplica del Toro de la Romarina, el impresionante verraco aparecido en la década de los 60 y que desde hace años descansa en la sede de la Diputación Provincial

La réplica del Toro de la Romarina está instalada en San Miguel de Serrezuela. - Foto: Vanessa Garrido

 EXPECTACiÓN e ilusión a partes iguales para dar la bienvenida al nuevo vecino de San Miguel de Serrezuela: la tan esperada réplica del Toro de la Romarina que desde este domingo vigila el devenir de la localidad serrana.

Ha sido un periplo de décadas desde que el que está catalogado como el segundo verraco más grande de la provincia (después del de Villanueva del Campillo) apareciera en un paraje conocido como La Romarina hasta que descansara definitivamente en la sede de la Diputación Provincial, donde se encuentra en la actualidad. Y aún unos cuantos años más hasta que los vecinos de San Miguel de Serrezuela, ayudados por la voluntad de sus últimos alcaldes, han conseguido tener una réplica del impresionante verraco.

«Siempre hemos sabido que el original no podría venir», reconocía el alcalde del pueblo, Fabián Blanco, «pero se nos había prometido una réplica y aquí está».

En la plaza de españa. Ese aquí es la plaza de España del pueblo, emplazamiento privilegiado y lugar elegido para el reposo de una pieza de bronce pero con corazón serrano que «se quedará», decía Blanco, «aunque nosotros nos vayamos».

Será pues parte del legado que los mayores de San Miguel dejen a los niños que correteaban alrededor de las patas del verraco, como en su día pudieron hacerlo sus padres y abuelos entre las de la pieza original, conocida entonces como ‘La ventana’ por el hueco que existía entre sus patas cuando se encontraba en una cerca en los aledaños de los Baños del Carmen.

A la presentación en sociedad de la escultura de Nacho Martín asistió el presidente de la Diputación Provincial de Ávila, entidad que, junto al Ayuntamiento de la localidad y la Asociación  Cultural Aires de San Miguel, ha hecho posible esta especie de retorno del Toro de la Romarina. «Hemos remado todos en la misma dirección y al final todo ha salido bien», presumió Agustín González, que recordó su vinculación al proceso desde el primer momento, casi, incluso, desde su aparición en San Miguel de Serrezuela. «Lo he seguido hasta que pude llevarlo a la Diputación», argumentó, «y hoy conseguimos el sueño de que vuelva a presidir la plaza de San Miguel de Serrezuela».

La construcción de un centro cultural en el año 2011 o el arreglo de los caminos afectados tras la tormenta sufrida el 7 de septiembre del año pasado sólo postergaron lo que desde ayer mismo es ya una realidad y que está a la vista de todos.

Confeccionado en bronce a escala 1:2, el toro pesa 160 kilos y tiene una altura de 95 centímetros. «La verdad es que cuando las cosas se hacen con sentimiento todo es más fácil», aseguraba el escultor, presente también en el acto de inauguración.

El acto se completó con la entrega de sendas placas conmemorativas por parte de la presidenta de la Asociación Cultural Aires de San Miguel, Nuria Sánchez, al escultor y a la Diputación .