El amor reina en la misa presidida por Ricardo Blázquez

M. Lumbreras
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El presidente de la Conferencia Episcopal ha centrado el mensaje de su homilía en una explicación sobre el significado de la Transverberación y la importancia del amor en ella

El amor reina en la misa presidida por Ricardo Blázquez - Foto: David Castro

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez Pérez, presidió este viernes una de las misas del decenario dedicado a la Transverberación del Corazón de Santa Teresa de Jesús que han organizado las Carmelitas Descalzas en el monasterio de la Encarnación.

En la homilía, Blázquez ha querido abundar en el significado de la Transverberación. El cardenal, tras una solemne entrada en la que ha estado flanqueado por varios sacerdotes, y tras la lectura del Evangelio según San Mateo, se ha referido a la proximidad entre las palabras del evangelista y Santa Teresa de Jesús en su Transverberación.

Primeramente, el arzobispo de Valladolid ha querido recalcar la idea de que la Transverberación no es una imagen corporal, un acto físico, sino que se trata de algo más profundo, que toca el espíritu.

Por ello, Blázquez se ha preguntado cuál es la verdadera percepción que Santa Teresa quería transmitir con sus textos sobre la Transverberación. Asimismo, el cardenal se ha preguntado también «cuál es el corazón de la ley del Señor».

Para dar respuesta a estos interrogantes, Blázquez se ha referido «al mensaje, o los dos mensajes, si se quiere, principales de Dios». Para explicar estos mensajes, el cardenal ha usado la metáfora de una moneda.

«El mensaje principal es que hay que amar a Dios con todo el corazón», ha explicado el presidente de la Conferencia Episcopal Española. «Por otro lado, el otro mensaje principal es que hay que amar al prójimo con todo el corazón», ha continuado. De ahí la metáfora de la moneda. Para Blázquez, el mensaje de la Transverberación es como una moneda: tiene dos caras, y no hay una sin la otra.

De ahí, el cardenal ha afirmado que el corazón es «la sede de la personalidad» y que en él cabe tanto lo bueno, como lo malo, tanto el amor, como el odio.

Así, Blázquez ha afirmado que la Transverberación significa la «profunda relación entre Santa Teresa y Dios» y que el dardo es un símbolo del «goce» y del «dolor», pues la propia Santa explicó en su texto que al clavársele el dardo en el corazón sintió tanto goce como sufrimiento.

Finalmente, el cardenal ha terminado diciendo que «lo que llena nuestro corazón es el amor por Dios, cuyo reverso es el amor por el prójimo» y ha implorado por que el Señor «reavive el amor en nuestro corazón». Asimismo, se ha referido a que la relación con Dios «no se trata de una ética fría», sino que en ella hay «calor, hay intimidad, porque Dios ve nuestro corazón. Nosotros solo vemos las apariencias».