Rogelio sopla cien velas en buena compañía

M.E
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Molinero durante cincuenta años, celebró el cumpleaños junto a su familia y con el reconocimiento de Sanchidrián

Rogelio sopla cien velas en buena compañía

e llama Rogelio Regidor Martín y acaba de cumplir la redonda cifra de cien años rodeado de buena parte de su familia y con el reconocimiento de su pueblo, Sanchidrián. No siempre uno tiene por delante la tarea de soplar 100 velas en la tarta, de ahí que este 24 de julio no haya sido un día más para un hombre que alberga miles de anécdotas, muchas experiencias vividas y el trabajo por bandera. Molinero durante 50 años en la fábrica de harinas y también en la viña, donde hacía vino, Rogelio se libró de la guerra «por los pelos», como cuenta él mismo. «Si dura un par de meses más, ya me hubiera tocado», recuerda. 

Se encuentra «bien» de salud en lo físico y también en lo mental, aunque diga que a veces «no me acuerdo de nada». Sigue teniendo bien presente a sus dos hijos, Rosi y Jesús, y también a sus nietos y biznietos, y destaca que tanto el pueblo como los vecinos «han cambiado mucho» con el paso del tiempo. Los últimos años ha tenido que vivirlos, eso sí, sin su mujer, Agustina, que murió hace 8 años con 92, pero todavía tiene vitalidad para salir a la calle a diario a dar sus paseos solo, «por la mañana y por la tarde».

Lo que ya no hace es «ir a la partida», reconoce, una costumbre que aparcó hace unos años, cuando se cerró el centro de día, según nos cuenta su hija. Además, ha sido un gran aficionado a las corridas de toros. Asistía a las de San Isidro y Valladolid, y por la televisión las veía todas.

¿Y cuál es el secreto para haber vivido tanto?, le pregunta su familia en una improvisada entrevista. «Qué sé yo», responde. «Ya no fumo, aunque lo hice de joven, y tampoco bebo ya», pero «me ha gustado alternar y el vino», apunta. «¿Cómo me he cuidado?, trabajando mucho, en la fábrica y en la viña», añade.

De los siete hermanos que eran solo quedan vivos él y su hermana Rosario y su madre murió con 94 años, así que el secreto de su longevidad también puede venir de familia, de ahí que anime a los suyos a «conservarse así».

En cualquier caso, afirma encontrarse «bien», agradece el homenaje recibido y en su último mensaje no duda en «saludar a la provincia y a todos los abulenses». Felicidades, Rogelio.