Zarramaches a la carrera por San Blas

E.C.B
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La mascarada protagonizada por los quintos comenzó con la misa en honor al santo, con la presencia de estos personajes, y las posteriores carreras por las calles persiguiendo a los chiquillos

Zarramache a la carrera por San Blas - Foto: Isabel García

El día de San Blas se volvió a revivir en Casavieja una de sus costumbres más ancestrales, provenientes de los pastores, la de los Zarramaches, en la que los quintos protagonizaron largas carreras por las calles más céntricas del municipios persiguiendo a los más jóvenes para atizarles con varas de mimbre. Este año los protagonistas de la mascarada fueron Noé, Nicolás, Mario, David, Diego, Carlos, Lucas y Elías, que se fueron turnando para mantener viva esta tradición.

Estos personajes vestidos de blanco con capucha del mismo color, una estera de esparto en la espalda para evitar el golpeo de los tres cencerros colgados de un cinturón, y un gorro cónico de mimbre recubierto de tela blanca y vistosas cintas de colores, que portan vara de mimbre y una naranja, persiguieron a los más pequeños que se concentraban en la calle que baja desde el Ayuntamiento hasta la iglesia parroquial.

Una vez allí, la pareja de Zarramaches entró en el templo para asistir a la eucaristía en honor a San Blas situándose delante, en la parte izquierda detrás de las autoridades, sin quitarse ni la máscara ni los cencerros, lo que supone una excepción en todas las mascaradas conocidas en la Península Ibérica.

Terminada la ceremonia religiosa, volvieron a las andadas, protagonizando nuevas carreras tras los chiquillos para atizarles con las varas de mimbre. Y como eran ocho los quintos de este año, el ritual del vestido de Zarramache se repitió en el Ayuntamiento casavejano en varias ocasiones a lo largo de la mañana para turnarse también en las carreras y recuperar fuerzas. No en vano, en esta ocasión a las empinadas calles de la localidad se sumó el calor reinante, que hacía que esas rápidas carreras no pudieran prolongarse durante mucho tiempo para cada uno de ellos.

Uno de los momentos más especiales se vivió cuando los más pequeños de la localidad, que se encontraban en el colegio salieron al recreo y los Zarramaches entraron al patio para protagonizar esas mismas carreras por el recinto educativo entre las risas y gritos de los niños y niñas. Allí también disfrutaron de un zumo preparado por las madres con las naranjas recogidas por el Ayuntamiento de los naranjos de este municipio.

Posteriormente se ofrecieron unas charlas informativas sobre esta tradición y su origen.