El sector alimentario mantiene estables las ventas a Rusia

P. Velasco
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Las exportaciones a este país han descendido considerablemente respecto a 2014, año en el que entró en vigor la prohibición, pero se han estabilizado en las últimas anualidades

Granja de cerdos en la provincia de Soria, uno de los sectores más afectados por el veto ruso. - Foto: Eugenio Gutiérrez Martínez

El mercado ruso se ha convertido prácticamente en «testimonial» paras los productos agroalimentarios de España y en extensión de Castilla y León desde hace siete años con la entrada en vigor del veto adoptado en agosto de 2014 por el Gobierno de Putin. Y el conflicto, lejos de solucionarse, se ha alargado un año más -hasta el 31 de diciembre de 2022-, según ha comunicado ya Rusia a la Unión Europea. Pese a que este país no es uno de los principales destinos de los productos alimentarios castellanos y leoneses (sólo representó el 0,2 por ciento del total de las exportaciones de este sector en el año 2020 y no aparece entre los veinte países más atractivos para los productos de nuestra Comunidad), sí tenía un volumen importante de exportaciones en hortalizas y frutas, que tras el descenso de las primeras anualidades con la prohibición, ahora ha conseguido estabilizarse y mantiene sus ventas en este país, incluso en 2020 fueron superiores a las de 2019.

El veto ruso aprobado en 2014 ha repercutido en que los ingresos por las exportaciones hayan pasado de 12.590.000 euros ese año en el sector agroalimentario a 4.540.000 euros contabilizados durante el año pasado, según los datos facilitados por el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) en Castilla y León. Pero este descenso no ha sido año tras año, ya que la mayor caída se produjo de 2015 a 2016, cuando pasó de unos trece millones de euros a los 3,88. Ese descenso siguió hasta 2020, cuando se ha recuperado un poco las exportaciones agroalimentarias, pasando de unos tres millones en 2019 a los 4,5 contabilizados el año pasado, según los datos facilitados por las mismas fuentes.

Además, no sólo el veto ruso a todos los países de la Unión Europea para exportar productos frescos repercute en este mercado, ya que como señalan desde las organizaciones agrarias, los países con mayor volumen de exportaciones a Rusia han buscado acomodo en otros lugares de la Unión Europea y han causado tensiones en los mercados donde otros ocupaban mejor lugar, afectando principalmente al sector lácteo.

En agosto de 2014, el Gobierno de Putin acordó el veto a una larga lista de importaciones de productos de la Unión Europea, de Estados Unidos y otros países occidentales como respuesta al apoyo mostrado al Gobierno de Kiev en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Las reiteradas disputas han provocado que se prolongue el veto a las importaciones por parte de Rusia hasta el 31 de diciembre de 2022, después de que la UE decidiera extender sus sanciones de nuevo.

Esta situación, según los datos facilitados a este periódico por el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) en Castilla y León, se produce además en un momento de incremento de las exportaciones agroalimentarias, que en el caso de Rusia ha repercutido fuertemente en las preparaciones alimenticias diversas, que han pasado de más de siete millones en 2014 a los 188.000 euros. «Y este panorama es extrapolable a cualquier empresa de la Comunidad y de España, sobre todo el sector de frutas y hortalizas, donde antes llegaban al país ruso más de 130.000 toneladas, un porcentaje muy significativo que ha dejado de venderse allí», señaló el expresidente de Vitartis, Félix Moracho.