Una vuelta al diálogo

Agencias-SPC
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Moncloa y Generalitat mantienen abiertas las conversaciones desde septiembre para reconducir sus relaciones, aunque el objetivo de Aragonès es pactar un referéndum de independencia

Aragonès ‘visitó’ a Sánchez en Madrid para visibilizar la nueva etapa. - Foto: Alberto Estévez

El 2021 ha supuesto el retorno de ERC a la Presidencia de la Generalitat: Pere Aragonès ha asumido el mando del Govern en un año marcado por los indultos a los presos del procés, las tensiones crónicas entre los socios de la coalición independentista y la reactivación de la mesa de diálogo con Moncloa. Sin embargo, la sexta ola del coronavirus, con la variante ómicron llevando las cifras de contagiados a registros de récord, así como la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, han enfriado las conversaciones entre Pedro Sánchez y Aragonès, aunque los dos tienen como compromiso para 2022 volver a la hoja de ruta para lograr el entendimiento. Eso sí, mientras el presidente del Gobierno central apuesta solo por mejorar las relaciones entre el Estado y Cataluña, el objetivo del líder regional es claro: lograr un referéndum pactado -la llamada vía escocesa hacia la independencia- y conseguir la amnistía de todos aquellos que participaron en el procés.

Precisamente el indulto parcial, reversible y condicionado de los nueve dirigentes separatistas que se encontraban en prisión encauzó las nuevas relaciones entre los dos líderes, que apenas una semana más tarde de esa decisión se vieron las caras en La Moncloa. Desde el independentismo llevaban meses pidiendo un gesto del Ejecutivo central, aunque evitaban nombrar la medida de gracia, ya que el futuro de Oriol Junqueras, Raül Romeva, Carme Forcadell, Dolors Bassa, Jordi Sànchez, Jordi Turull, Josep Rull, Joaquim Forn y Jordi Cuixart pasaba, para el separatismo, por la amnistía. No consideraban el perdón, sino el olvido, al entender que no habían cometido ningún delito cuando desafiaron el Estado en busca de una independencia ilegal.

En el encuentro de junio entre Sánchez y Aragonès se pactó volver a poner en marcha la mesa de diálogo que fue creada en febrero de 2020, pero que se interrumpió por la pandemia. Así, el 15 de septiembre ambas delegaciones constataron sus posiciones alejadas, pero se comprometieron a seguir hablando sin imponerse plazos. La siguiente cita -pública, ya que ambos Ejecutivos confirman conversaciones discretas- estaba prevista para el mes de enero, pero la sexta ola del coronavirus puede obligar a cambiar el calendario. Desde Moncloa dan por hecho el retraso del encuentro, como insinuó Sánchez en su balance de 2021, al asegurar que la prioridad era controlar la nueva explosión de contagios de COVID, aunque ERC presiona para su celebración «cuanto antes».

Eso sí, desde la Generalitat no parecen confiar demasiado en que esta nueva etapa dé resultados. Lo dejó caer Aragonès en su discurso navideño: «Tenemos una mayoría sólida, transversal, sostenida en el tiempo. Una mayoría que desea resolver el conflicto y que no acepta ningún bloqueo. Por eso, también debemos empezar a construir alternativas por si la negociación se atasca y no aporta resultados. Porque de la misma forma que no estamos dispuestos a renunciar a la resolución democrática del conflicto político, tampoco estamos dispuestos a renunciar a la independencia de Cataluña».

La «alternativa» del president, según varios medios, es el inicio de un nuevo procés, con Declaración Unilateral de Independencia incluida. Es lo que le exige el ala más beligerante de su Govern y del separatismo, donde se incluirá Junts y a la CUP, que siempre se han mostrado en contra del diálogo con Moncloa. 2022 será decisivo.