'Oporto da saudade' vista en blanco y negro

D.C
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Francisco Javier Aparicio rinde homenaje al alma intemporal de esa ciudad portuguesa con una exposición de 25 fotografías que puede verse en el Torreón de los Guzmanes hasta el día 27 de marzo

‘Oporto da saudade’ vista en blanco y negro - Foto: Isabel García

La sala de exposiciones que conforma el claustro del Torreón de los Guzmanes acoge desde ayer una exposición de fotografías realizadas por el salmantino Francisco Javier Aparicio, un conjunto de 25 instantáneas que tienen como protagonista el alma de la ciudad de Oporto y que, en coherencia con esa filosofía de retratar antes lo eterno que lo monumental, es toda ella en blanco y negro.

La muestra, que ayer inauguró el propio fotógrafo, acompañado por el diputado responsable del área de Cultura de la Diputación, Eduardo Duque, puede visitarse hasta el día 27 de marzo, de lunes a viernes de 12,00 a 14,00 y de 17,00 a 20,00 horas.

Aparicio, que agradeció a la Diputación «la oportunidad de exponer mis fotografías en este marco tan interesante y que tan bien cuadra con esta colección», explicó que el motivo de haber apostado por el blanco y negro en vez de por el color es «porque creo que refleja perfectamente el alma de una ciudad dual que tiene dos caras, y yo he querido recoger la cara más tradicional, la que guarda esa saudade, esa añoranza, esa tristeza de las situaciones cotidianas».

«Miro al mundo con mirada fotográfica, y en este caso vi Oporto totalmente en blanco y negro porque es una ciudad de granito, de tonos grises; la gente viste mucho de negro, y todo el paisaje se recrea mucho mejor sin colores, utilizando solamente los tonos grises, ya que refleja esa permanencia de las costumbres que en otras ciudades de Portugal se está perdiendo».

En esencia, añadió, «es una exposición de fotografía de calle, de pequeños momentos, de instantes captados, algunos de forma muy fugaz, pero que refleja el encanto de la ciudad en su aspecto más inmóvil, más permanente». Por eso, continuó, «he intentado captar momentos de calle, más lo eterno que lo monumental, momentos puntuales, la gente en su ambiente, no es una exposición descriptiva. Oporto tiene otra cara más moderna, más cosmopolita, más actual, más dinámica, y tal vez ese es uno de los encantos de la ciudad: que tiene dos caras muy diferentes».