Hace unos días, en la presentación del presupuesto de la Consejería Familia e Igualdad de Oportunidades sorprendía la inversión que se iba a dedicar al edificio de Fuente Clara, donde antiguamente estaba el centro de menores de Ávila y que, ante las necesidades de una reforma, se desplazó hasta el actual, el centro de menores Arturo Duperier, en una infraestructura de nueva planta que comparte espacio con la residencia juvenil del mismo nombre.

Desde entonces este edificio había quedado sin uso y, las veces que se había preguntado por su destino, no se hablaba de nada decidido.

Sin embargo, parece que ahora ya hay una solución de futuro y volverá a hacer que el edificio esté relacionado con la infancia.

Según explican desde la Consejería, el edificio es de titularidad de la Junta de Castilla y León y la idea es acondicionarlo, recordando que fue precisamente su estado lo que llevó a decidir crear el centro de menores Arturo Duperier. Debido a la llegada de fondos europeos para infancia, se acondicionará esa infraestructura para prestar en la misma diversos servicios relacionados con la infancia. Por ejemplo, si aumenta la demanda en el Duperier y con el objetivo de garantizar la mejor atención a los niños, esa infraestructura serviría para acoger a más menores.

Aunque por el momento no se dan más detalles de cómo será esta rehabilitación, hay que recordar que en el presupuesto se incluyeron las intervenciones previstas para lo que se denominó «mejora y adecuación al nuevo modelo de atención del centro de menores Fuente Clara», para la que se ha previsto una partida inicial de 25.000 euros en 2022, que se completará en próximas anualidades hasta los 803.500 euros en que se ha presupuestado la inversión total necesaria.

nuevo centro. El centro de menores Arturo Duperier y la residencia de jóvenes del mismo nombre cumplen en este momento dos años desde su puesta oficial en funcionamiento, a finales de 2019. Se llegó a esta apertura tras un largo proceso en el que la construcción del edificio pasó por diferentes etapas que incluyeron paralizaciones y resoluciones de contratos que iban retrasando su puesta en funcionamiento que tuvo como fecha inicial el año 2010. En todo este tiempo se vivió incluso un cambio en la concepción puesto que en un principio el edificio estaba ideado para ser únicamente residencia de jóvenes y se llegó a un punto en el que se decidió que compartiera espacio con el centro de menores aunque de forma diferenciada, como de hecho sucede en la actualidad. Esto obligó a hacer nuevas obras.

 Fue necesaria una inversión de ocho millones de euros para poder poner en pie esta infraestructura que también contiene un albergue juvenil. Es decir, hay la parte dedicada a menores protegidos, la residencia de jóvenes, principalmente universitarios que pasan allí el curso, y el albergue para quienes se alojan unos días. De todas formas, hay que tener en cuenta que también aquí la pandemia tuvo su influencia, por ejemplo con la necesidad el pasado curso de que los jóvenes estuvieran en habitaciones individuales.

En todo caso, en el momento de la apertura oficial se explicó que se ofrecían 134 plazas, 96 en la parte de residencia (32 en albergue y 64 en residencia) y el resto en el centro de menores, incluyendo centro de día. Sí que se dijo que durante el verano todas las habitaciones de residencia se podían utilizar como albergue y, si en el curso escolar hay necesidad, las plazas de albergue pueden pasar a los jóvenes estudiantes.  

El edificio, que tiene 4.648 metros cuadrados, incluyendo la veintena de plazas en el centro de menores, cuando se lleve a cabo la rehabilitación en Fuente Clara, tendrá un lugar de apoyo y de posible paso de los menores en caso de necesidad.