Mbappé o Luka Modric. Pogba o Rakitic. Antoine Griezmann o Mandzukic. Moscú coronará este domingo como campeona del mundo a la selección de Francia o a la de Croacia, la única superviviente ayer en Luzhniki de un pulso hercúleo con la escuadra de Inglaterra, a la que batió por 2-1.
Los pupilos de Zlatko Dalic vencieron con el físico deshecho, que no el orgullo ni el honor, después de remontar un tanto encajado en el minuto 5 y de forzar la prórroga por tercer encuentro consecutivo. Y es que, tras una fase de grupos primorosa, en la que doblegaron a Nigeria, Argentina e Islandia, los balcánicos alteraron su ruta. Su continuidad pasó a depender del funambulismo.
En dos tandas de penaltis culminadas por Rakitic, ante Dinamarca y Rusia, hilaron su progreso hasta semifinales.
Los 11 elegidos por Dalic no pudieron oxigenar desde el arranque sus músculos a través del toque de Modric, porque los ‘pross’ impusieron su vértigo, evitando que el pulso pasase por el medio, ahí donde el ‘10’ madridista y Rakitic son normalmente los motores del juego.