Editorial

Coherencia y solidaridad ante la nueva crisis de precios y abastecimiento

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Cuando aún no se han superado las secuelas que la crisis económica que ha venido propiciada por los efectos colaterales de la pandemia provocada por la covid-19, se cierne de nuevo un panorama sombrío sobre el tejido económico y social de esta provincia, y en general de todo el país. En los últimos tiempos se viene advirtiendo de una nueva crisis en este caso propiciada por la subida de precios desmesurada (fundamentalmente derivada del incremento de los costes de un sector energético que pende de variables que no se pueden controlar desde este país y que toca a todos los ámbitos de la vida) y por el retraso, y la paralización en algunos casos, que se está produciendo en el abastecimiento de suministros y productos y que afectan de forma especial a sectores como el de la construcción, la automoción o el juguetero (en este caso derivado de las secuelas que está dejando la pandemia a nivel internacional).

Problemas a los que difícilmente se les puede dar una solución local, provincial, regional, incluso nacional, y que vienen propiciados de nuevo por una crisis mundial, que nos viene a demostrar la importancia de tener unos cimientos sólidos sobre los que asentarse para hacer frente con fortaleza a estos vaivenes económicos que de nuevo hacer temblar a todo el tejido económico, y fundamentalmente a los más débiles, que deberán sacar fuerzas de flaqueza para sobrevivir.

Cuando parecía que la pandemia se estaba empezando a superar, y muestra de ello son los positivos datos de empleo registrados en el pasado mes de octubre, son factores que escapan al control más próximo los que de nuevo pueden lastrar una recuperación que parecía encauzada.

Cada vez resulta más complicado emprender, y esa situación de inseguridad es el peor enemigo que puede existir a la hora de poner en marcha un negocio o decidir dar un paso adelante en la actividad que se está desarrollando para crecer y acometer nuevas metas.

Es el momento de que las administraciones, empezando por el Gobierno central, empiece a tomar decisiones que miren única y exclusivamente por asentar unos pilares económicos y laborales que garanticen la estabilidad a largo plazo. Una altura de miras que deje de lado disputas electoralistas y que busquen amplios consensos que permitan mostrar al exterior la verdadera fortaleza de un país que es capaz de afrontar los retos más complicados cuando actúa con coherencia y solidaridad.

Y esa misma receta se la deben aplicar el resto de administraciones, que deben estar cada vez más cerca de los ciudadanos y de sus problemas, para adoptar medidas y decisiones que resuelvan los problemas reales a los que se tienen que enfrentar día a día. Solo así esta nueva crisis que se avecina se solventará con firmeza y sin llevarse a nadie por delante.