Asegura José Antonio Calvo (Burgohondo, 1975) que a punto de alcanzar la mayoría de edad tenía claro que quería era estudiar Ingeniería Química, movido en este caso, confiesa, por el deseo de buscar soluciones al hambre en el mundo.   Sin embargo, y en una decisión de última hora, de la por supuesto no se arrepiente, terminó haciendo Teología e Historia. Y es que, cuenta, tardó tiempo en ser consciente de esa vocación sacerdotal que, recuerda, sí supo ver en él con claridad el entonces sacerdote José Luis Retana, actual obispo de Plasencia, y al que nuestro protagonista conoció en Primero de BUP cuando procedente de Burgohondo llegó a la capital abulense para cursar estudios interno en el Colegio Diocesano Asunción de Nuestra Señora. «Él me ayudó a discernir el camino de vida», reconoce el actual director del Archivo Diocesano al hablar de Retana. De hecho, en una decisión de última hora y haciendo caso a la clarividencia del hoy obispo de Plasencia, nuestro protagonista tomó la decisión de ingresar en el seminario el día anterior a formalizar su matrícula en la Universidad de Burgos, donde pensaba matricularse de Ingeniería Química.  

Aunque reconoce que en la opción de ser sacerdote se le había pasado alguna que otra vez por la cabeza también afirma el director del Archivo Diocesano de Ávila que la suya no fue una vocación precoz y que de hecho siendo niño y mientras corría por las calles de Burgohondo y compartía juegos con sus dos hermanas nunca se le pasó por la cabeza el sacerdocio y que de hecho en su familia tampoco esperaban esa decisión. Es más, recuerda que cuando con 18 años le dijo a su abuela que iba a ingresar en el seminario, donde ese año accedieron siete jóvenes, ésta no ocultó su disgusto. «Me dijo que iba a pasar mucha hambre», recuerda divertido las palabras de esa abuela que por supuesto no tardó en sentirse orgullosísima de su nieto, al que tiempo después Jesús García Burillo encomendó el proyecto de poner en marcha el Archivo Diocesano.

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Santa Teresa.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

El cinturón amurallado, los palacios... su patrimonio histórico y cultural.

¿Y lo que menos?

Ver gente que lo pasa mal y que todavía queden en esta ciudad cinturones de pobreza.

Un lugar de la ciudad para perderse.

El Cordel de las Moruchas, Campoazálvaro. Voy mucho por allí con la bici, para correr, pasear...

Un recuerdo de su infancia.

Los veranos en Becedas con mis abuelos. Los amigos de aquellos veranos, bañarnos en el agua helada...

Un personaje abulense que le haya marcado.

Me ha ayudado mucho Isabel la Católica, como personaje histórico, como reina reformadora... y de hecho cada día dedico más tiempo a su estudio sin embargo si se trata de marcar diría José Luis Retana, el actual obispo de Plasencia, por su intervención en momentos cruciales de mi vida y por su presencia y acompañamiento.

El mayor cambio que necesita Ávila es…

Que nos creamos que de verdad tenemos algo que aportar al mundo. Creernos que somos ricos en patrimonio y en otras muchas cosas y de paso crear estructuras de acogida.

Y tiene que mantener …

Sin duda esa riqueza patrimonial y el legado de las personas que nos han precedido.

¿Qué le parece la ciudad hoy día?

Una ciudad que busca su lugar en el mundo. Hermosa, cuidada, pero con miedo a los cambios.

¿Cómo ve la ciudad en el futuro?

Pues la veo como un referente internacional de las grandes figuras de nuestra historia como Tomás Luis de Victoria, Santa Teresa, San Juan de la Cruz... y también como un referente cultural, en este caso acogiendo a gente que venga a aprender castellano.

¿Qué puede aportar a la ciudad?

Pensar, interpretar y ayudar a conocer mejor nuestra historia y las grandes figuras de esta tierra, que no son del pasado porque son plenamente actuales y nos ayudan a saber quiénes somos.