Afávila pide ayuda pública para evitar el cierre

Mayte Rodríguez
-

Justo cuando cumple 25 años, la Asociación de Alzheimer afronta con preocupación la posibilidad real de dejar de atender a enfermos y familias si no mejora su situación económica actual, que es «crítica» a raíz de la pandemia

Afávila pide ayuda pública para evitar el cierre - Foto: David Castro

Éste debería haber sido un año de celebraciones para la Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer de Ávila (Afávila) porque en 2020 ha cumplido 25 años de trayectoria. En este cuarto de siglo, la asociación se ha convertido en un referente para los enfermos y para sus familias, un hombro en el que apoyarse ante el difícil trance de afrontar un diagnóstico tan duro como el del alzheimer. El trabajo y los profesionales de Afávila han sido también una luz en la oscuridad que representa aprender a vivir con una enfermedad que condena al olvido a quienes la padecen, tan cruel para ellos como para los que desde su propia familia asisten, impotentes,  a un proceso neurodegenerativo  que no tiene cura pero cuyo avance puede ralentizarse no solo con fármacos, también con las terapias de estimulación cognitiva que lleva a cabo la asociación. Pero la casualidad ha querido que en este 25 aniversario haya poco o nada que celebrar porque Afávila está viviendo  su momento más difícil. 

Su presidenta, Montse Cortés, no se anda con rodeos a la hora de explicar la situación actual. «No sé hasta dónde llegaremos, el momento es muy crítico porque económicamente Afávila va cada vez más hacia atrás», admite.

La pregunta es cómo se encuentra en una situación tan delicada una asociación con 25 años de vida y una   trayectoria consolidada que, además, hace muy poco amplió su Centro Integral de Demencias precisamente para poder atender a una demanda creciente de enfermos  de alzheimer. Y la respuesta la encontramos en una palabra: Covid-19.

Afávila pide ayuda pública para evitar el cierreAfávila pide ayuda pública para evitar el cierre - Foto: David CastroAl lastre que ha dejado en sus cuentas los más tres meses que el Centro Integral de Demencias permaneció cerrado durante el estado de alarma y las primeras fases de la desescalada hay que sumar el notable descenso de usuarios una vez que se retomó la actividad ya en el mes de julio. «Tenemos alrededor de un 30% de la ocupación que había antes de la pandemia», apunta  la presidenta de Afávila, que atribuye este bajón a «las reticencias» que mostraron enfermos y familias a volver a entrar en contacto con otras personas acudiendo de nuevo al Centro Integral de Demencias. «La gente mayor, que son nuestros principales usuarios, tiene mucho miedo al contagio», argumenta.

Solo 35 enfermmos acuden a diario al Centro de Demencias. Y a menos usuarios, menos ingresos a pesar de que cuando se reabrió en julio no quedó más remedio que subir los precios que pagan las familias por servicios como el centro de día o los talleres de estimulación cognitiva, entre otras razones porque los gastos que afronta la asociación se han disparado. Y es que el protocolo anticovid en este tipo de centros es muy estricto para «ofrecer la mayor seguridad posible», así es que se ha bajado a siete la ratio de usuarios a los que atiende un cuidador, «por lo que hubo que contratar más personal», indica Cortés. Y a ello se suman los «gastos extraordinarios» que suponen «los equipos de protección individual de los trabajadores», señala Ana Isabel Díaz, directora del Centro de Demencias. También se está realizando estimulación domiciliaria a aquellos usuarios que prefieren seguir en casa. En total, atienden a 42 familias.

 

LEA EL REPORTAJE COMPLETO EN LA EDICIÓN IMPRESA DE DIARIO DE ÁVILA