Acaba una campaña tabaquera «complicada» debido a la sequía

M.R
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Los 35 productores que mantienen el cultivo en Candeleda entregan este mes la producción de la variedad Burley a Cetarsa a 1,53 euros el kilo, un precio que hace «insostenibles las explotaciones»

Acaba una campaña tabaquera «complicada» debido a la sequía

Los cultivadores de tabaco que perviven en Candeleda acaban de entregar su producción de la variedad Burley a la Compañía Española de Tabaco en Rama S.A. (Cetarsa), una vez que se ha completado el proceso de deshoje y secado de las plantas que fueron cortadas del campo entre julio y agosto. Concluye así una campaña «complicada» debido a la escasez de agua en un año muy difícil para el campo por culpa de la tremenda sequía que afectó a todos los cultivos, también al de tabaco. «Nosotros lo sacamos de pozos artesanos» que se abastecen de un acuífero que acabó agotándose, explica Nazario Morcuende. «Lo hemos pasado mal, pero se ha sacado la cosecha adelante, quizá no en la calidad ni en la cantidad deseada, pero hemos salvado el año», confiesa.

La sequía fue una dificultad añadida al complicado panorama que afrontan desde hace tiempo los cultivadores de tabaco en Candeleda. Prueba de ello es que hoy por hoy no llegan a cuarenta las personas que mantienen vivo ese cultivo tradicional en el municipio, tan próximo a Extremadura y tan parecido en condiciones climáticas y orográficas que Candeleda comparte con la región vecina un cultivo del que es único exponente en Castilla y León. A sus 48 años, Nazario Morcuende es uno de esos candeledanos empeñados en continuar la tarea de quienes les precedieron en el tiempo. «Yo decidí continuar con las tierras de mi padre, pero en Candeleda falta relevo generacional, cuando una familia deja de sembrar tabaco, esa explotación muere para siempre», explica.

La «poca rentabilidad» que ofrece la producción tabaquera es la principal causa de que ese cultivo tenga cada vez menos presencia. «Nosotros estamos cobrando el tabaco al mismo precio que se lo pagaban a mi padre hace 25 años», asegura Nazario Morcuende. Sin embargo, la producción actual nada tiene que ver con la de entonces. «Cetarsa está recogiendo aquí unos 170.000 kilos de las dos variedades que se cultivan, pero en 1980 se llevaba de Candeleda un millón de kilos de tabaco», revela. Es la consecuencia directa de que la superficie sembrada de tabaco haya pasado de las 500 hectáreas de los años ochenta a las 150 hectáreas de la actualidad.

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