Cuanto más en peligro está un animal más estatus da comerlo

E.C.B
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La delegada del Proyecto Gran Simio en Asia, Roser Garí López, habla sobre el tráfico de especies y los mercados húmedos durante la pandemia en las Jornadas Virtuales Multidisciplinares de la UCAV

Cuanto más en peligro está un animal más estatus da comerlo

La Universidad Católica de Ávila contó este lunes con la participación de Roser Garí López, delegada del Proyecto Gran Simio en Asia, para tratar el tráfico de especies y los mercados húmedos a raíz del Covid-19. Una charla enmarcada dentro de las Jornadas Virtuales Multidisciplinares que la UCAV desarrolla de lunes a jueves a las 19:00 en su cuenta e Instagram @ucavila.

Roser Garí comenzó explicando la diferencia entre mercados húmedos, en los que se vende carne de diferentes animales –o los animales- u otros productos, y los mercados secos donde pueden encontrarse la pasta o el arroz. En este sentido, es frecuente encontrar a la venta animales salvajes, ya sean vivos o muertos, para su consumo que pueden enmarcarse dentro de mercados húmedos. Dejando claro que estos últimos mercados no necesariamente tienen que ser de animales salvajes.

En cuanto a la higiene de este tipo de mercados, en los que es frecuente ver animales vivos que son sacrificados prácticamente al momento, Garí señaló que cuánto más grande y adinerada es la población en la que se encuentran estos mercados, en mejores condiciones ejercen la venta de alimentos. Por ello, indicó, «los problemas a los que se enfrentan a la hora de cerrar estos mercados húmedos, es que tanto el vendedor como el consumidor son personas con escasos recursos que o bien no tienen nevera, o bien no tienen electricidad. Un hecho que obliga a la población a comprar la carne fresca, es decir, recién sacrificada, para poder consumirla en el día».

Respecto a los animales salvajes, tal como señaló Roser Garí, el consumo de éstos tiene su origen en la cultura y en la tradición pero también en la necesidad ya que hay zonas montañosas del sudeste asiático que no tienen acceso a otro tipo de carne. Por el contrario, hay un tipo de consumo de animales que va mucho más allá y es que entre las clases altas, es prestigioso alimentarse de animales en peligro de extinción. «Cuanto más en peligro está un animal, más estatus da el comerlo», manifestó la delegada del Proyecto Gran Simio en Asia, como ocurre con la carne de pangolín. Tanto es así, que el kilo de escamas de pangolín (utilizadas para medicina) cuesta, aproximadamente, 3.000 dólares. Un precio al alcance de muy pocos.

«De ahí es de dónde viene el consumo de carne de pangolín y de civeta, dos de los animales con los que se ha relacionado con el Covid», declaró Garí, añadiendo que «se cree que el coronavius pasó del murciélago a un animal intermedio, y de ahí al ser humano, estos animales intermedios puede ser o bien el pangolín, o bien la civeta».  

El problema que tiene el consumo de pangolín, el animal mamífero más traficado del mundo con sus ocho especies en peligro de extinción, es según Garí, que «no se puede criar en cautividad porque es un animal que se estresa fácilmente y muere por ello, es decir, que para obtenerlo, hay que cazarlo en zonas selváticas. Sin embargo, la civeta sí se puede criar en cautividad pero las granjas están en muy malas condiciones higiénicas».

Además, «el tráfico de especies salvajes no solo está destinado al consumo alimentario, también están destinados a la medicina, como las escamas de pangolín, o a la moda, como ocurre con las pieles de las serpientes o los tiburones». A su juicio, las soluciones pasan por poner en marcha programas de educación en medio ambiente, así como en salud e higiene, pero no en su prohibición ya que, en palabras de Garí, eso provocaría «menos supervisión» y por tanto, «una calidad en peores condiciones».