Ganaderos y sector cárnico apuestan por la sostenibilidad

Vidal Maté
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Las interprofesionales adoptan una decena de compromisos sobre medio ambiente, igualdad de género o digitalización en granjas e industrias para acceder a las ayudas del Fondo Europeo de Recuperación

Ganaderos y sector cárnico apuestan por la sostenibilidad

El conjunto del sector de la ganadería unas -350.000 explotaciones- y la industria de la carne -casi 3.000 empresas de las que una gran parte se hallan en el medio rural- han sido objetivo en los últimos años de duras críticas y, en muchos casos, casi de una persecución por parte de diferentes posiciones e intereses. Los medioambientalistas por su papel en la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero (muy especialmente por las de gas metano en las explotaciones de vacuno) y la existencia y manipulación de residuos, estiércoles y purines; los grupos animalistas por cuestiones relacionadas con el bienestar animal, con la foto histórica de la cerda atada en una jaula y, sobre todo, con las explotaciones intensivas; las críticas hacia los mataderos por el sacrificio de los animales con denuncias sobre acciones sin el debido aturdimiento y contra su consumo... Todo ello ha supuesto en muchos casos proyectar una imagen negativa de la actividad ganadera e industrial.

Mejorar la reputación de ambos sectores ante diferentes acusaciones, pero, sobre todo, articular los mecanismos para superar las actuales deficiencias desde la perspectiva de la sostenibilidad global, constituye el objetivo del Plan de acción para los próximos años planteado y acordado por las organizaciones interprofesionales ganaderas y elaborado por el ex secretario general de UPA Fernando Moraleda para una consultora. Se trata del primer plan que ha redactado un sector agroalimentario en España en el que se incluyen una decena de compromisos de mejora tanto en la sostenibilidad como en la digitalización, para cuya ejecución se contempla el acceso a los recursos del Fondo Europeo de Recuperación puesto en marcha por Bruselas por un volumen de 750.000 millones de euros sobre cuatro pilares: digitalización, igualdad de género, sostenimiento del territorio y gestión de residuos.

El Plan señala, de entrada, la adhesión de ambos sectores al Pacto Verde para lograr de aquí a 2050 un continente climáticamente neutro según la agenda marcada por Naciones Unidas. Para 2023, el objetivo de la cadena cárnico-ganadera es que el empleo femenino en todos sus eslabones suponga un 50%.

Las interprofesionales pretenden avanzar hacia un sistema alimentario más sostenible más allá de los objetivos que ya se están cumpliendo en la producción de alimentos sanos, abundantes y de calidad. En esta línea está el compromiso de reducir en un 25% hasta 2023 los plásticos de un solo uso de origen fósil que se emplean para los envases destinados al consumo. También, en un plazo de tres años la energía procedente de fuentes renovables deberá suponer el 70%.

El compromiso abarca además sustituir en un 10% las materias primas para la alimentación animal asociadas a las políticas de deforestación por otras de origen local europeo y lograr que en dos años el 80% de los operadores se incorporen al Código de Buenas Prácticas Comerciales.

La cadena cárnico-ganadera se compromete a reforzar sus compromisos con la España rural despoblada donde ya desarrolla hoy el grueso de su actividad, con toda la ganadería y la mayoría de las casi 3.000 pequeñas y medianas empresa de la industria cárnica como motores de empleo y actividad.

La digitalización de la actividad es uno de sus ejes y, en esa línea, el plan contempla aplicar las nuevas tecnologías a toda la cadena, desde la producción en las granjas o la sanidad y el bienestar animal hasta la última fase de la cadena en la clasificación de las canales y el control de la calidad, así como que un 10% de las empresas dispongan de un modelo de negocio de venta online. La implantación de la robotización es otro de los retos para superar los puntos críticos de la actividad en un 20% en los próximos tres años.

Aumentar la exportación se mantiene como un reto, por un lado, implantando la tecnología Blockchain para aumentar la trazabilidad y la transparencia y, por otra parte, reforzando la imagen de un sector en el que se cumple con las normas sobre el bienestar animal, la gestión sostenible y alimentación con materias primas con certificación medioambiental.

Respeto a la naturaleza

Un punto clave es la política medioambiental. En ese campo se plantea reducir la huella de carbono y rebajar las emisiones de gases de efecto invernadero en un 15% en los próximos tres años en la actividad ganadera mediante la modificación en el manejo de la alimentación y la mejora en la gestión y aplicación de los estiércoles. En el mismo periodo se contempla el compromiso de incrementar un 20% el carbono retenido en el suelo, lo que a la postre supone disminuir las emisiones en un 5%. Controlar las emisiones de metano es otro de los retos, especialmente en el vacuno, y para ello el compromiso contempla la reducción del uso de la soja en la nutrición de esta cabaña en un 50% y que el 50% restante sea a base de soja certificada sostenible, lo que supondría reducir la huella de carbono en un 15%. La cadena cárnico-ganadera aboga por la defensa de las cabañas extensivas que pastorean en más de 25 millones de hectáreas y cuyo papel no está reconocido.

Por su parte, la industria se compromete a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% también en los próximos tres años, además de promover el ahorro de agua y de energía.

Los responsables de la cadena cárnico-ganadera pretenden reforzar la economía circular con la reducción de residuos, la reutilización de los existentes y el reciclado, potenciando el uso de biofertilizantes y disminuyendo el empleo de abonos inorgánicos. Se pretende poner en valor el uso de los purines y de los estiércoles con sendos planes para la obtención de energía en plantas de biogás, cogeneración y compostaje. La industria se compromete a un mejor uso de los recursos por parte del 80% de la empresas con actuaciones que van desde la reducción del 25% en el usos de los plásticos a la mejora de los sistemas de depuración de aguas residuales y, en una estrategia circular, poner en marcha plantas de generación de biometano y acabar con desperdicio alimentario.

Finalmente, se comprometen a extender en 2021 a todos los sectores ganaderos la certificación de Bienestar Animal, sello que ya funciona desde 2019, y a adoptar medidas como las auditorías para garantizar su cumplimiento por parte de cada interprofesional con sus correspondientes reglamentos.