Las fuertes cargas de los Mossos del pasado jueves contra radicales secesionistas en Gerona y Terrasa (Barcelona)tuvieron ayer su resaca, quedando el Cuerpo autonómico en el centro de la diana. Así, el president, Quim Torra, anunció que se reunirá mañana con el consejero del Interior, Miquel Buch, para analizar a fondo lo ocurrido, al tiempo que le dio cuatro días de plazo para que reforme la cúpula de su departamento y se cambien los protocolos de actuación. En Gerona, en la manifestación por el aniversario de la Constitución, que reunió a cerca de 300 personas según fuentes policial, y de 40 manifestantes contrarios, hubo 15 agentes y tres extremistas heridos. En Terrassa fueron cinco y dos, respectivamente. 

La respuesta de Buch no se hizo esperar, admitiendo que en las intervenciones hay algunas imágenes «que no se acaban de ajustar a los principios que corresponden a una Policía democrática», al tiempo que avisó de que «no le temblará el pulso» si algún agente se extralimitó. Yes que este diagnóstico, según recalcó, es compartido por el Govern. 

También señaló que analizarán las grabaciones para determinar si hubo mossos que actuaron desproporcionadamente: «Y si alguno se extralimitó, el sistema es lo suficientemente garantista para actuar ante estas personas. A mí no me temblará el pulso». 

«Hay imágenes que no gustan ni a la sociedad, ni al Cuerpo, ni a mí mismo, ni al presidente, ni al Govern», admitió el dirigente de Junts per Cat, aunque justificó que era necesaria la intervención para evitar que dos grupos de manifestantes antagónicos se enfrentaran. «Si los antifascistas radicales llegan a traspasar el cordón policial, seguramente, hubiéramos tenido hoy la noticia de un enfrentamiento violento que creo que no nos ayuda ni como país, ni como proceso democrático y pacífico», aseveró.