«Elegir el camino del corazón me hizo una desobediente»

D.C
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Ayanta Barilli habló ayer en el ciclo 'Literarios' de su novela 'Una mujer y dos gatos', una obra en la que se pone de protagonista para contar una historia de superación en la que los felinos le ayudaron a «seguir adelante»

Ayanta Barilli, escritora y periodista que se dio a conocer como narradora al conseguir ser finalista del Premio Planeta en 2018 con la obra Un mar violeta oscuro, protagonizó la segunda cita del ciclo 'Literarios' 2021-2022 de Fundación Ávila y Caixabank ofreciendo una conferencia que centró en su última novela publicada hasta el momento,  Una mujer y dos gatos (Planeta).

«Es fabuloso que se organicen estos ciclos en Ávila», manifestó y agradeció Ayanta Barilli al lado de Dolores Ruiz-Ayúcar, presidenta de Fundación Ávila, y Gemma Orgaz, coordinadora de 'Literarios', para contar de inmediato a su auditorio que esa 'historia gatuna' de la que iba a hablar se basaba en «un libro cuya historia está ambientada al principio del confinamiento y la pandemia, si bien no es una historia que hable sobre eso porque eso es sólo el paisaje en el que desarrolla». 

Entrando al detalle, dijo que «es una novela autobiográfica en la que una mujer, que soy yo, se encuentra sola en casa con dos gatos en un momento difícil, y a partir de ahí comienzan una serie de aventuras que la llevarán a cambiar el rumbo de su vida»; y «es una historia gatuna en el sentido de que la protagoniza una mujer que se da cuenta de que la única manera de seguir adelante es convirtiéndose en una desobediente y una mentirosa, como son los gatos».

La soledad en la que vive la autora y protagonista de la obra durante ese tiempo está marcada por una ruptura sentimental y la marcha de sus hijos, cada uno a un destino al que no puede ir, y en el discurrir de esos duros días, acompañada tan solo por sus dos gatos, la escritura se convertirá en el único acto de resistencia posible frente a la adversidad, decisión de narrarse que le lleva a mirar los momentos clave de su existencia desde una óptica obligadamente distinta y que desemboca en esa rebelión de hacerse mentirosa, convencida de que la desobediencia será la luz que alumbrará su camino futuro.

A pesar de ese hilo argumental, comentó Barilli, Una mujer y dos gatos «no es una obra sobre la soledad sino sobre unos sucesos que me ocurren en esa época, unos meses en los que esa mujer tiene que tomar una serie de decisiones que básicamente son elegir entre el camino de la razón y el camino del corazón; al final decidí ir hacia el camino del corazón y eso me convierte en una desobediente y en una mentirosa».

Esa opción tiene algo de «reivindicación de la liberad individual pero siempre sin faltar el respeto al prójimo; ella es mentirosa básicamente con el resto, no consigo misma, es una persona que cuenta mentiras para lograr desbrozar el bosque en el que se ha metido, en el que le han metido, algo que hace un poco como autodefensa». En esa dura situación, añade, «a lo que yo apelo es a no perder el juicio crítico ante las cosas que suceden en el exterior y dentro de uno mismo, a no dejarse llevar nunca por la corriente sino a mantenerse alerta como un gato, luchando por ser siempre uno mismo».

Y en esa lucha personal el gato «no es asidero para mí, pero sí lo tomo como símbolo de elegancia, de resistencia, de inteligencia emocional, de ir a lo suyo, de individualismo, que es precisamente lo que he hecho yo..., pero, insisto, no quiero dar consejos a nadie».