Los testigos contradicen la declaración de Lanza

EFE
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Las personas que se encontraban en el bar donde murió Laínez aseguran que pidieron al acusado que parase de agredir a la víctima, que no portaba ninguna navaja pero sí vestía tirantes con la bandera de España, que fueron el detonante del crimen

Rodrigo Lanza (i) junto a su abogado - Foto: Javier Cebollada

Los testigos que se encontraban en el bar de Zaragoza donde fue agredido Víctor Laínez la madrugada del 8 de diciembre de 2017 han refutado la versión exculpatoria dada por el acusado, el antisistema Rodrigo Lanza, quien aseguró que había actuado en defensa propia ante el miedo que le produjo morir acuchillado a manos de la víctima.

Tanto el dueño del bar El tocadiscos, donde transcurrieron los hechos, como los cuatro testigos no relacionados con Lanza que se encontraban en su interior han confirmado que Laínez llevaba unos tirantes con la bandera española, origen del crimen para las acusaciones, y que no llegaron a ver en ningún momento la supuesta navaja de la que el acusado dijo que quería defenderse.

Los agentes policiales que intervinieron en el atestado del caso han verificado, con los propios testimonios de los testigos, que Laínez, que tenía en esos momento 54 años, portaba unos "vistosos" tirantes con la bandera española que pudieron perderse al ser cortados por los sanitarios para prestarle asistencia médica de urgencia.

El supuesto cuchillo que habría causado en Lanza un "miedo insuperable" a la hora de actuar en "legítima defensa" no fue visto por los testigos ni localizado por los agentes que registraron el bar tras los hechos.

Ante el tribunal del jurado ha declarado este martes el propietario del bar donde se registraron los hechos, quien ha precisado que la agresión se produjo cuando Laínez volvía a su banqueta en la barra del bar después de una breve discusión con su agresor en la calle.

Según este testigo, Rodrigo Lanza se acercó a paso rápido a la espalda de Laínez y le propinó un fuerte golpe en la cabeza con un objeto contundente que le hizo caer al suelo, donde el agresor le dio patadas y puñetazos sin que la víctima pudiera defenderse.

El propietario del bar ha explicado que previamente le dijo a Laínez que no le diera importancia al hecho de que el acusado le hubiera llamado facha, y que le pidió con gestos que "no le hiciera caso".

Respecto a los golpes asestados, uno de los testigos ha asegurado que vio dar a Laínez "la patada más fuerte" que ha visto, mientras que otro se ha referido al gran "ensañamiento" del presunto asesino con su víctima.

Previamente ha declarado un amigo de Rodrigo Lanza que estuvo presente en el bar esa noche, quien ha asegurado, por contra del resto de testigos, que no vio los tirantes pero sí una navaja de unos siete centímetros que esgrimía ante su compañero.

Según este testigo, que ha pedido no estar a la vista del acusado, advirtió a su amigo de que la víctima era una persona de ideología ultraderechista y que poco después, durante el transcurso de la discusión, le había dicho "puto sudaca de mierda" y que se volviera a su país. Ha añadido que Laínez les siguió hasta la calle y que cuando se giró vio a ambos forcejear y al fallecido con una navaja, que Lanza le dio una patada y volvió a entrar en el bar para golpearle.

En su intervención, y ante las preguntas de las acusaciones, ha admitido que tuvieron la oportunidad de marcharse del lugar antes de producirse la agresión final.

El ministerio fiscal y la acusación particular en nombre de la familia de la víctima, el abogado zaragozano Juan Carlos Macarrón, solicitan una condena de 25 años de prisión para el acusado por el presunto asesinato por odio, con alevosía y ensañamiento, de Víctor Laínez, así como el pago de una indemnización de 150.000 euros a la familia de la víctima y de 5.600 a Salud, presente en la causa como actor civil, por los gastos generados.

La vista continuará los próximos días con testimonios de testigos y de peritos.