"Las mujeres lo hablamos todo pero los hombres no tanto"

Juana Samanes
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Procedente de una familia de artistas, en sus actuaciones esgrime un talento y una veracidad que desarman a su público por su gran profesionalidad

"Las mujeres lo hablamos todo pero los hombres no tanto" - Foto: Javier Lizón Javier Lizón

Hay pocas actrices en España como Adriana Ozores, que posee una trayectoria profesional envidiable y nunca defrauda en sus actuaciones. Ganadora de dos Goyas, y nominada en multitud de ocasiones, ha brillado también en los escenarios teatrales y en la pequeña pantalla. En la película Invisibles trabaja a las órdenes de la directora Gracia Querejeta. Se trata de una historia de tres amigas que pasean diariamente por un parque y se cuentan sus problemas.

La pregunta es inevitable: ¿opina, como el título de la película, que las mujeres a partir de los 50 años nos convertimos en invisibles?

Yo creo que no hay que circunscribir la película a mujeres de más de 50 años porque yo tengo un hijo, de 26, que le está costando la vida encontrar un trabajo. Estamos en este tema todos dándole vueltas a la marmita. La invisibilidad no es cosa de una edad. Sin comparación yo creo que era más invisible en la adolescencia o la juventud. Actualmente, me siento más armada, en el sentido de tener más herramientas para poder enfrentarme a la vida y mucho más conforme con el sentido de entenderla. De joven, a veces, llegas a ir como un pollo sin cabeza.

La visión que se ofrece de las mujeres es bastante amarga.

Nunca tenemos que pensar que una obra de arte, como es esta, esté hablando de una realidad absoluta, está narrando un trocito de la tarta, de un aspecto de una realidad, que Gracia ha querido mostrar. Lo que pasa es que ha decidido enseñar un aspecto que no nos gusta ver y ahí también está la invisibilidad: no querer contar ni hablar de aspectos que nos duelen. 

A pesar de que actualmente no es políticamente correcto decirlo, Invisibles la definiría como una película de mujeres. Mi duda es, ¿cree que también puede interesar a los hombres?

Yo creo que si la definimos como una película de mujeres la achatamos, es de personas que les pasan cosas. Las tres actrices y la directora, Gracia Querejeta, estamos en nuestras declaraciones remando contra lo mismo. Estamos de acuerdo que como mujeres nos queda recorrido por hacer, pero también a los hombres. 

¿Opina que, por aquello de la edad, hay compañeros masculinos que sufren también esa invisibilidad?

Yo creo que las mujeres tenemos la infinita suerte de que lo hablamos todo, no tenemos pudor, y ellos tienen las mismas dificultades, pero no lo hablan tanto, no es su discurso, no tienen el relajo de confiar en tu amiga o, en el círculo de tu gente, para poder expresarlo.

¿Profesionalmente, también es así o las series de televisión, ahora tan pujantes en las plataformas digitales, están fomentando que haya más papeles no solo para gente joven sino también para hombres y mujeres maduros?

En televisión siempre las series se han entendido como un producto que tenía que agradar a un público general, desde el adolescente al abuelito, y fomentaban que trabajasen actores de edades diferentes. Pero las nuevas plataformas es verdad que hacen series para gente de diferentes segmentos de edad. 

Si no estoy confundida, es su tercera colaboración con Gracia Querejeta. ¿Cómo se trabaja a sus órdenes?

Así es, además de un corto. Trabajar a sus ordenes es una maravilla. Yo cuando vi El último viaje de Robert Rylands, en 1996, me dije: «Yo quiero trabajar con Gracia». Y tuve muchísima suerte porque me llamó, casualmente, al mes de estrenarla para trabajar en Cuando vuelvas a mi lado. Hay algo de la intimidad de Gracia que me parece muy interesante y la impregna en sus películas porque eso es lo que quiere contar.