Las ganaderías de reses bravas advierten de su "ruina"

E.Carretero
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Ante la cancelación de la temporada taurina y sin visos de vuelta a la actividad, en muchas ganaderías se debaten ya entre seguir criando o acudir al matadero, lamentando además la exclusión de los toros de las ayudas culturales

Las ganaderías de reses bravas advierten de su "ruina"

Antes de que se decretase el estado de alarma debido a la crisis sanitaria Luis González ya tenía apalabradas una corrida de toros, tres novilladas picadas y otras tres sin caballos para una temporada taurina  que también quedó suspendida sin que de momento haya fecha para que el mundo del toro vuelva a la actividad.

«No sabemos ya ni qué hacer. Aquí hay 70 animales comiendo y no sabemos si podrán tener salida en algún festejo», expone este ganadero cebrereño, dueño del hierro Los Lastrones, la complicada situación que atraviesan las ganaderías de bravo donde auguran «pérdidas monstruosas» si finalmente la temporada no se lleva a cabo. De hecho, ante la falta de festejos y la «incerdidumbre» del sector, algunos ganaderos están ya tomando decisiones tan drásticas como la de llevar al matadero los animales que llevan años preparando para que salgan al coso. «Para qué los queremos si no se van a lidiar», lamena este ganadero al hablar, por ejemplo, de los siete toros que tenía comprometidos ya para una corrida y que siguen en su finca de Cebreros, aunque no sabe por cuanto tiempo ya que una de las opciones que baraja es venderlos para carne a un matadero. Pero ésta, reconoce, no es ni mucho menos una solución teniendo en cuenta que en el mejor de los casos va a vender cada animal por 500 euros, una cantidad que ni de cerca se aleja a los 3.500 euros por cabeza en los que estaba vendida la corrida que ha quedado en el aire.  «Vamos a perder 3.000 euros por animal», lamenta el propietario de Los Lastrones al hablar de una decisión difícil por la que ya están optando muchos ganaderos de bravo ante la falta de perspectiva en un sector que sigue haciendo frente a los gastos pero sin ingresos.  Solo en pienso para alimentar a estos animales, que en el caso de los toros de lidia se crían durante al menos cuatro años, gasta González 3.000 euros al mes.

«No vemos soluciones, a no ser que a mediados de septiembre abran plazas o los ayuntamientos se decidan a contratar festejos taurinos», apunta este ganadero al hablar de la situación «desesperada» que viven no solo los criadores de reses de lidia sino también otros   profesionales como matadores, subalternos o mayorales pero también los de muchas otras actividades que de forma indirecta viven del toro.

«Es una situación ruinosa y muy preocupante», coincide también en afirmar el ganadero Andrés Hernando, propietario de los hierros  Peñatella y Sonsoles Aboín de Hernando que se crían en su finca de Merlín.  «Desde el mes de noviembre no se ha lidiado ni un solo animal, con el agravante de que mucha de la ganadería brava española que encontraba salida en Francia ahora tampoco se vende porque allí también se ha suspendido todo», lamenta este ganadero taurino al hablar de «la ruina» que acecha al mundo del toro. Que se suspendan todas las corridas y festejos «es lo peor» que le puede pasar a un sector que, asegura, deja poco margen de ganancia por los altos costes de producción y que además durante los últimos años ha visto como se reducían los festejos de forma drástica. De hecho, ya hace tiempo que este ganadero decidió reducir la camada que cría en la finca Peñatella a añojos y erales, que dedica a fiestas populares tales como becerradas, festivales y novilladas sin picadores, y dejar de criar toros de lidia. Esto le da «un año más de margen» teniendo en cuenta que al año que viene los erales serán utreros y sus añojos, erales y aún podrán participar en festejos menores si se retoma la actividad.

Lamenta además este ganadero  la «discriminación» que sufre el mundo del toro y que evidencia el hecho, apunta, de que el Gobierno haya excluido a la tauromaquía de las ayudas al sector cultural, a la vez que aprovecha para pedir a los alcaldes que «esto no les influya y que, presionados por los antitaurinos, decidan suprimir los toros. Espero que tengan la valentía».