¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

El silencio y el aire puro. La alegría sencilla y porque sí cada vez que llego. Que la imagen de una mujer en éxtasis místico consiguiendo casi sola una reforma eclesiástica nos identifique, me parece sublime y no elegiría otro sitio para nacer.

¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?

Lo anterior, sumando su luz y su cielo. Y ver las montañas al doblar cualquier esquina, estar en el campo en 5 minutos, es todo un lujo continuo. Luego, la costumbre general de hacer las cosas ‘como dios manda’, es decir, bien hechas, con compromiso con la palabra dada y con buenos valores integrados en nuestro modus operandi, lo extraño cuando no estoy aquí.

¿Y lo que menos?

Es curioso: siento que hay cierta sumisión a lo que se considera inamovible que ahora noto que está diluyéndose en parte, y tener ese valor es imprescindible, pero, a la par, cierta tendencia a la queja que no propone y a la crítica de entrada como costumbre, como primera reacción. Somos gente buena. Podríamos confiar en abrir mentalmente la muralla y en el apoyo y la unión ciudadana y en el pequeño granito de arena de cada una y cada uno, no sólo en la gestión institucional.

Un lugar para perderse.

En la plaza del convento de las Madres, en el Rastro, en Sonsoles, yo me pierdo hacia dentro o hacia arriba que es la ‘perdición’ que más me gusta.

Un recuerdo de la infancia.

Me la pasé jugando y haciendo deporte en el patio de La Aneja o en las calles cerca de mi casa, en la zona de la Renfe, con un montón de amigas, usando mucho nuestra imaginación. También iba a la biblioteca hasta tres veces por semana, era todo mi mundo y siempre presumo de la infancia que se puede vivir aquí. Y Gredos en verano.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Sí, Santa Teresa. Sus obras completas en mi mesilla de noche desde hace 17 años hasta han sobrevivido a un pequeño incendio conmigo. Y mi madre.

El mayor cambio que necesita Ávila es...

Debemos poner en valor de verdad las enormes posibilidades que tiene Ávila en campos tan distintos, y asumir cada uno como responsabilidad propia potenciarlas, desarrollarlas y evolucionarlas. Exigir cumplimiento de obligaciones está bien y es lógico, hacen falta acciones específicas en áreas concretas, pero sobre todo, creo, hacerlo desde una nueva actitud.

Y Ávila tiene que mantener...

Su buen hacer, sus valores, el respeto a la tradición pero renovando como relacionarse con ella para estar a la altura del tiempo presente y que no sea nunca un lastre.

¿Qué le parece la ciudad hoy en día?

Está estudiando cómo salir de un estancamiento grave, hay cierta ofensa y mucho hastío y es importante encauzar bien este proceso por parte de todos y cada uno de los ciudadanos. Enfrentarnos no nos va a ayudar. Somos pocos, podríamos ir juntos.

¿Cómo ve la ciudad en el futuro?

Personalmente, me enfoco en el resurgir. Propongo. Ejecuto. Y trato de contagiar esta actitud. Soy una abulense sin "enchufes" llamando a todas las puertas, cualquiera puede hacerlo. Dicho esto, me parece de ley agradecer al concejal de cultura Ángel Sánchez su reciente apoyo con Santísimo Mistycalle, creo tras esta experiencia que podemos esperar aciertos en su labor y a Soul Kitchen siempre, su hacer constante. Hay distintos agentes culturales y sociales de distinta naturaleza, unámonos, sepamos hacerlo. Y que la ciudadanía lo vea y valore el esfuerzo de otros abulenses como propio y dé su apoyo y su asistencia, es importantísimo para lo que a todos nos inquieta: evolucionar a mejor.

¿Qué puede aportar usted a la ciudad?

Me siento muy agradecida porque parece que Soul Libre y Mistycalle están siendo útiles, así me lo hacen sentir las y los asistentes. Tengo más ideas, y aporto mi disposición a realizarlas si queréis.