Centenarios por partida doble

M.E
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San Juan del Olmo rindió homenaje a Victoriano, ya con cien años cumplidos, y a Ramona, que los hace en noviembre, a los que agradeció su amor por el pueblo y sus gentes

Centenarios por partida doble

La provincia está de enhorabuena al contar con otros dos vecinos que se convierten en centenarios este año. Cien años no se cumplen todos los días y la localidad de San Juan del Olmo no quiso dejar pasar esta ocasión para celebrar por todo lo alto el aniversario de Victoriano, ya con la redonda cifra, y de Ramona, que llegará a ella en otoño. A modo de merecido homenaje, el Ayuntamiento de la localidad les entregó una placa conmemorativa y una cesta con varios obsequios. No faltó el brindis con los protagonistas para agradecerles su amor por el pueblo y sus gentes.

Según nos cuentan desde la localidad, Victoriano Jiménez nació de 15 de octubre de 1921 en Grajos (San Juan del Olmo). Estudió en la escuela del pueblo, se dedicó a la ganadería y después regentó junto a su mujer Patrocinio Martín (con la que se caso el 18 de junio de 1952) el bar ‘El café’. Este último trabajo le supuso mucho esfuerzo pero también muchas alegrías, no en vano si por algo ha destacado Victoriano es por ser un hombre alegre. El matrimonio tuvo dos hijos, Paloma y Carlos, y dos nietos, de los que siempre ha estado muy pendientes, al igual que de su mujer.«Un hombre con cara de felicidad que la transmitía a todos los que le rodeaban y una gran persona, gran amigo y amante de su pueblo», destacan de él.

Ramona Arévalo Núñez nació el 25 de noviembre de 1921 en la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes, a cinco kilómetros de San Juan del Olmo, donde habían vivido sus abuelos y sus padres.

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Como era la pequeña de cuatro hermanos, se quedó allí viviendo con su madre. Iba a la escuela al pueblo todos los días andando o en burro y estuvo en las fuentes pendiente de su madre y ayudándola en los oficios, hasta que con 33 años (en 1954) se casó con Rufino Gómez, vecino del pueblo.

Los dos se fueron a vivir a la ermita y allí tuvieron a sus tres primeros hijos, Maripaz, Rufino y Mercedes. Cuando éstos eran pequeños, les derribaron la casa donde vivían y tuvieron que dormir en los establos y la panadería existente, hasta que construyeron una casa nueva, y allí se dedicaron a los trabajos de campo. Tiempo después se fueron a vivir al pueblo, donde nació su última hija Marisa.

Dos años después, en 1967, la familia se marchó a vivir a Madrid para que sus hijos pudiesen estudiar. En la capital se dedicó a servir en casas y a cuidar de su familia y «siempre ha estado pendiente de los demás, de sus padres, de sus hijos y de todos sus nietos», apuntan desde San Juan del Olmo.