Valladolid y Salamanca aceptan las medidas con resignación

SPC
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Las restricciones, avaladas por la Justicia y en vigor desde este jueves, han sido asumidas por la población entre la resignación y la queja

Valladolid y Salamanca aceptan las medidas con resignación

Las medidas restrictivas impuestas por la Junta de Castilla y León en los municipios de Valladolid y Salamanca para contener la virulencia del contagio comunitario, avaladas por la Justicia y en vigor desde este jueves, han sido asumidas por la población entre la resignación y la queja.

Los vecinos de Valladolid han aceptado las nuevas normas, aunque en muchos casos reconocen no entenderlas, en la semana en que hubieran comenzado sus fiestas patronales (del 6 al 13 de septiembre), suspendidas pero compensadas con una programación cultural y lúdica de menor calado.

Un trabajador del Restaurante Los Guajes, ubicado en la Plaza Mayor, nota menos gente tanto en la calle como en el establecimiento los días posteriores al anuncio de restricciones pero, aunque lo lamenta, acepta que se lleve a cabo porque "es por el bien de la salud de todos", ha declarado a la Agencia Efe.

"La gente tiene más miedo sobre todo a consumir dentro del local, todo el mundo prefiere la mesa fuera", explica este empleado en el primer día en el que queda prohibido consumir en la barra de los locales y solo se permiten seis personas por mesa, tanto en interior como en el exterior.

Una usuaria de la terraza de un bar situado en la Acera de Recoletos comenta que las nuevas restricciones "seguro que son necesarias", aunque no se explica que en una mesa al aire libre no pueda haber más de seis personas "pero sí en el trabajo o en los colegios, que son espacios cerrados".

Otra trabajadora de la Plaza Mayor es la vendedora de la ONCE, Reyes Jiménez, que tan solo lleva tres días ubicada en este lugar, junto a la esquina de la calle de Santiago. A pesar de su corta estancia en una de las zonas más transitadas de la ciudad, sí ha observado "menos movimiento" este jueves, a pesar del buen tiempo en una mañana en la que el termómetro ha alcanzado los 28 grados.

El sector del ocio y del espectáculo es otro de los grandes afectados por la pandemia, prueba de ello es ver el Teatro Carrión cerrado en unas fechas en las que, en cualquier otro momento, debería llenar sus salas en plenas fiestas.

Cerca se encuentra el Teatro Zorrilla, que, aunque sí se mantiene abierto, se pueden observar la palabra "Suspendido" sobre varios de sus carteles. El teléfono ha sonado durante toda la mañana, "gente que llama para informarse después de conocer las medidas", explica un trabajador.

A quien lo desee se le devolverá el dinero de todos los espectáculos programados, pues el aforo se ha reducido a un máximo de 25 personas. Lourdes, una espectadora que ha acudido este jueves al Teatro Zorrilla para informarse del espectáculo de El Monaguillo, uno de los suspendidos, lamenta no poder acudir a la función a causa de las nuevas restricciones.

"No entiendo que el aforo sea de 25 personas y no dependiendo de la capacidad, ¿son lo mismo 25 personas en un lugar como el estadio José Zorrilla que en una sala pequeña de cine?", se pregunta.

En Salamanca, empresarios y trabajadores se debaten entre la resignación y el miedo, entre la rabia y el prudencia, en función de quien hable y de la experiencia que con el coronavirus haya tenido.

Jorge Buitrago regenta una tienda de regalos en la plaza El Corrillo, junto a la Plaza Mayor, y su visión es de pesimismo absoluto, sobre todo al haber pasado un verano "de auténtico desastre".

Y lo que se avecina, con medidas que esta mañana han entrado en vigor tanto en Valladolid como en Salamanca para luchar contra el contagio de la covid-19 es, para Buitrago, "mucho más negro", un "derrumbe total porque la gente que vendría en Ferias no va a venir" ahora a la capital salmantina.

Por su parte, Maribel Martín, de Yuste Papelería en el barrio del Oeste, es más optimista toda vez que muchos de sus clientes son padres de niños en edades escolares, y mientras a finales del curso pasado "no querían reservar los libros", ahora ya "vienen de forma escalonada".

Su establecimiento está adaptado a las medidas que ha impuesto la Junta de Castilla y León, al igual que el kiosco A tu gusto, también en el barrio del Oeste, donde Fran Estévez tiene también una visión negativa sobre el futuro, ya que "aunque es importante la sanidad, las medidas perjudican a la economía" y "si no hay movimiento de personas no hay negocio".

Marí Luz Prieto, del bar Boleto Negro, reconoce que "muchos clientes siguen sin entrar porque tienen miedo", a pesar de que su establecimiento cumple con todas las medidas que hoy han entrado en vigor y nadie había en la mañana de este jueves en la barra, solo en la terraza y en las mesas.