Alfonso Hohenloe se reta con el Burguillo

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El nadador, que ya ha tenido una toma de contacto, intentará atravesarlo en marzo. En el Burguillo, Alfonso Hohenloe prepara su objetivo, el mar de Kamchatka

Alfonso Hohenloe se reta con el Burguillo

Será a primeros de marzo. Es el momento que Alfonso Hohenloe ha escogido para atravesar las aguas del pantano el Burguillo. Un pantano con el que hace un par de semanas ya tenía una primera toma de contacto en la que comenzar a preparar un reto de orilla a orilla en unas aguas a cinco grados de temperatura. Lo hará sin traje de neopreno. Únicamente con el apoyo de   una barca a motor junto a él ante cualquier imprevisto que pudiera surgir. No hay corrientes, ni olas, ni animales peligrosos. Solo un agua muy fría que quizá esté en calma o quizá no. Será parte de su entrenamiento para un objetivo mayor, el mar de Kamchatka.

Alfonso Hohenloe es un nadador de aguas frías, de largas travesías. Su cuerpo está tan aclimatado que se mete en las aguas del pantano del Burguillo un 14 de febrero con el agua a 5 grados. Es su particular forma de celebrar el día de los enamorados, en su caso del agua fría. Aunque con 56 años, su cuerpo se ha aclimatado a las aguas a baja temperatura y a las largas travesías tanto en agua dulce como en agua salada.

Empezó a nadar en el Mediterráneo, en Marbella, en noviembre de 2011.  A partir de ahí empezaron los desafíos. Galicia fue el primer contacto con este mundo. La ría de Arosa, la ría de Vigo, el Cabo de Finisterre o el río Miño, la que considera el agua más gélida donde ha nadado hasta la fecha.  

Nadó en la Foz del Lumbier, en Navarra, al lado de Olite, donde una fuerte corriente le arrastró contra las rocas en el que fue un percance que casi le cuesta la vida. En la Concha de San Sebastián protagonizó en pleno temporal una travesía apasionante de tres kilómetros. Hasta los 6 kilómetros subió la distancia en San Vicente de la Barquera y recorrió los 10 que separan Fuerteventura y Lanzarote. No ha faltado en esta hoja de ruta el Estrecho de Gibraltar.

Vive al día, no tiene proyectos ni como nadador ni en su vida personal. Es todo lo que vaya surgiendo. Dice que en estos tiempos los proyectos como tal no existen, que tal y como están las cosas igual cierran el mundo. Quiere ir, eso sí, a la península de Kamchatka a nadar en su mar. Ylo preparará en Ávila. Eligió el pantano del Burguillo como por equivocación, por error de un amigo suyo, pero ha terminado encantado. Una historia que tendrá su continuidad el próximo mes de marzo.