Pilar Álvarez

Lo social

Pilar Álvarez


Preciso momento. «Honestidad»

19/01/2022

Diversos pensadores de la antigüedad valoraron la honestidad como una de las máximas virtudes del ser humano, es una cualidad que remite al carácter honrado u honorable de las personas. Como valor social está relacionado con el modo de vincularse con otras personas, por eso no se considera una cualidad intrínseca de cada individuo, sino un concepto relacional, en este sentido, la honestidad se puede considerar como una virtud, porque permite establecer lazos confiables al interior de una comunidad.
Está relacionada directamente con la verdad,  la trasparencia,  frente a los otros, de modo que supone una correspondencia entre lo que se dice, lo que se hace y lo que se piensa, sin dar lugar al engaño o falsedad. El entramado de valores que resulta de la relación entre honestidad, verdad, y justicia, tiene por finalidad el ordenamiento de las conductas al desarrollo de la sociedad, por lo tanto ponerse en el lugar hipotético de la propia vida futura, de las generaciones  venideras, y elegir no hacer o decir nada que pueda mancillar el honor o la reputación de la construcción social.
Al momento presente, no sé ustedes queridos lectores, si están hartos de inseguridades, de tantas cosas «inciertas», por no decir (mentiras) que la expresión es más fuerte, menos diplomática. La verdad es que necesitamos de nuestros gobernantes honestidad ética y moral, conciencia, verdades… es «urgente» que sus discursos lleven estos mismos valores, porque el colapso social, político, económico, etc. está en marcha acelerada, en pérdida progresiva, ante un caminar tan dudoso.
Es importarte fijarse en lo que están haciendo, lo que hacemos cada uno de nosotros, porque de eso, de la buena, o mala práctica social, es de lo que tenemos que responder, elevar la honestidad tanto colectiva como personal. Tratar de que los otros no hagan, o digan ciertas cosas, es perder un tiempo precioso. Hay que gobernar para construir una sociedad más justa, más fraterna, donde la conciencia eleve al Ser... El desencanto, la inseguridad también la sentimos, porque como ciudadanos de a pie vemos unas necesidades primarias tremendas, son las mismas que no coinciden con el pensamiento político, con lo cual llegamos a pensar que la clase política no está representándonos. 
La mala práctica de servirse de la política es un mal que hay que erradicar, costará generaciones, obviamente, pero hay que empezar a intentarlo. ¿Influyen aspectos como la corrupción o el fraude político en el comportamiento de los ciudadanos? Según un estudio con más de 2.500 jóvenes en 23 países, entre ellos España, estas malas prácticas suelen crear sociedades con individuos menos honestos que en aquellos países en donde hay bajos niveles de corrupción  se tiende a respetar más las reglas. De acuerdo con el estudio, los que presentan una relación fuerte entre la honestidad de sus ciudadanos y el cumplimiento de las normas son Alemania, Austria y Suecia. La corrupción, el fraude, etc., no son solo perjudiciales por razones económicas, sino que también podrían tener un efecto negativo sobre la honestidad de cada persona. En términos generales, los políticos españoles se distinguen más por el intento constante de excluir a otros actores de la esfera política. Le preocupa más esa tendencia a excluir, al otro, aunque obviamente sin la mínima de honestidad.
(Y no se trata de pelear, sino de gobernar).

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