Hablar de Encarnita Polo es hablar de la historia reciente de la música española. Y charlar con Encarnita Polo es disfrutar de un conversación fluida e interesante, cuajada de anécdotas y de nombres archi famosos, pero que en sus labios se transforman en amigos y compañeros de trabajo.

Lola Flores, Julio Iglesias, Concha Piquer, Rocío Jurado… Son sólo algunos de los personajes que van brotando en la charla que Diario de Ávila ha tenido con Encarnita Polo, que acaba de sumarse a la lista de vecinos abulenses gracias al empeño de su hija, Raquel, también abulense de adopción.

Porque Encarnita Polo vivía hasta hace pocos meses en Madrid. Pero el deseo de Raquel de tenerla cerca ha podido más que el amor de Encarnita por la capital de España y ahora, los abulenses tenemos la suerte de haber ‘engordado’ el padrón con el arte de una sevillana que ha recorrido el mundo entero con sus canciones y que ya disfruta de un merecido descanso en su céntrico nuevo piso abulense.

Encarnita llega a nuestra cita impecable. Presumida, se preocupa mucho por el enfoque de las fotos. Se nota que son muchas las veces que esta increíble mujer se ha puesto delante de los objetivos. Y aún hoy conserva ese saber estar propio de las grandes. 

Como conserva el brillo de ojos y las ganas de vivir. De hecho, nos confiesa que está deseando conocer gente para poder recuperar en Ávila la vida social que tenía en Madrid y que tanto le gusta.

Ir al gimnasio, salir a tomar una caña con amigos, pasear en compañía… Todo esto y mucho más está en su lista de cosas ‘por hacer’. Una lista que, viendo cómo se desenvuelve, estamos convencidos de que en muy poco tiempo estará resuelta.

Con nosotros habla en la cafetería del Lienzo Norte, teniendo a la Muralla de Ávila como testigo de excepción. Ante ella recuerda, por ejemplo, su infancia en Sevilla. Viaja en el tiempo para hablarnos de una niña siempre contenta, siempre cantando y bailando y a la que siempre llamaban para animar las fiestas. Y nos descubre que aunque a su madre y a su abuela («que era maravillosa», recuerda a una de las personas que más le apoyó en los comienzos de su carrera) les encantaba que Encarnita cantara y bailara, a su padre, reconocido confitero sevillano, no le gustaba tanto. «De hecho, si mi padre no hubiera muerto cuando yo tenía doce años nunca hubiera sido artista», reflexiona en este sentido.

¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?

Las Murallas. Sobre todo de noche. Ávila es una gran ciudad.

¿Que es lo que más le gusta de vivir en Ávila?

Me gusta mucho el Grande. Voy todos los días a hacer mis recados: al banco, a la quiniela...

¿Y lo que menos?

Que tardo más de una hora en llegar a Madrid. Me gustaría poder ir cada dos por tres, pero es mucho tiempo... Me encanta Ávila, pero Madrid es Madrid.

Un lugar para perderse…

Pues en estos momentos, cualquiera, ja,ja

Un recuerdo de la infancia…

De Sevilla. Yo vivía en la calle Moratín y mi padre trabajaba en la Puerta de Triana. Él era pastelero y cuando llegaba a casa a veces se sacaba del bolsillo un flan chiquitito y me tomaba de un bocado. Él se reía mucho conmigo.

Un personaje abulense que le haya marcado.

Costa, sin duda. Si alguien llevó el nombre de Ávila por todo el mundo ése fue Costa.

El mayor cambio que necesita Ávila ...

El transporte. Y tendría que haber más semáforos. Cruzar las calles me da mucho miedo aquí.

Y Ávila tiene que mantener…

Su tapeo, me encanta.

¿Qué le parece la ciudad hoy día?

Me encanta que vengan tantos turistas

¿Cómo ve Ávila en el futuro?

Pues espero que llegue una alcalde con ganas de mover aún más Ávila.

¿Qué puede aportar a la provincia de Ávila?

Pues cuando tenga más amigos y entremos y salgamos más, te contesto a esta pregunta.

Lea la entrevista completa en la edición impresa de Diario de Ávila.