"Me puse el límite de no cuestionar el lado personal de nadie"

Juana Samanes
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Introspección. Asegura el famoso cómico manchego que cuando te metes en la piel de un personaje, tratas de hurgar en lo más profundo de ti mismo

"Me puse el límite de no cuestionar el lado personal de nadie" - Foto: Daniel Pérez

Como suele ser usual en los buenos humoristas, José Mota es, en las distancias cortas, un hombre serio. Y eso a pesar de que este manchego nos ha hecho reír a los españoles desde 1989, cuando empezó su andadura con el dúo Cruz y Raya. Posteriormente, ya en solitario, ha sido el artífice de que podamos disfrutar con él de los mejores especiales televisivos de Navidades y que, gracias a estos programas, hayamos pasado muy buenos momentos con sus divertidos personajes. El doblaje y el cine también han tenido un hueco en su trayectoria. El próximo 27 de agosto podremos divertirnos en la graciosa comedia de enredo García y García.

¿Ha colaborado en los diálogos de su personaje?

La verdad es que la directora, Ana Murugarren, tenía claro el guion y el personaje y nos volcamos en su concepción física y cómo íbamos a abordarlo. Ensayé mucho con ella, aunque nos dejó libertad, y todo lo que aporté fue en servicio de lo plenamente establecido en la historia. 

Cuando leyó el guion, ¿qué le gustó más de la historia?

Tuve la sospecha, que luego se confirmó en el rodaje, de que se iban a provocar diferentes estímulos por la cantidad de cosas que ocurren y los variados escenarios distintos que eso conlleva. Estuvimos rodando en el Hotel Intercontinental de Madrid, en pleno Paseo de la Castellana, pero también en el aeropuerto de Teruel, en la ciudad de Zaragoza. La verdad es que todo el equipo ha estado super bien y Ana, la directora, ha echado el resto, es supercurranta, y tiene las ideas claras. Y cuando ves tanta pasión en un trabajo tanto Pepe Viyuela como yo nos volcamos enteramente, con la dificultades que comportó rodar en plena pandemia, con PCR, mascarillas, medidas de seguridad... porque rodamos hace un año. Tuvimos muchísima suerte y nadie se puso enfermo.

La película es chandalera en el vestuario. No sé si es un guiño a Nicolás Maduro o su Javier García se mimetiza con el otro Javier García. 

Era el maridaje esperado en la película y vino con Casera incluida. Al final hace más libre a mi personaje. En 30 años que llevo en la profesión me he hecho en mi vestuario más de 40.000 cambios. 

¿Y de maquillaje? Porque usted se disfraza mucho. 

Es lo que peor que llevo: ponerme barbas y postizos, látex y siliconas en la cara. Le tengo mucha manía al pegamento. Yo recuerdo que cuando me pusieron la caracterización del Rey Emérito tardaron cinco horas y medio en ponerme el maquillaje, Y cuando acabaron dije: «Entiendo por qué ha abdicado, si esto lo tiene que hacer todos los días».

Siempre he admirado de usted su humor blanco. ¿Es difícil? 

Lo he hecho de manera voluntaria, aunque renuncié a cosas, pero yo creo que tengo derecho a valorar el desempeño público de alguien en su trabajo, pero no me apetece cuestionar el lado personal ni la vida privada de nadie. Ese límite me lo puse a mí mismo. No quiero hacer a otros lo que no me gustaría que hicieran conmigo. No me vale todo.