La música vuelve al Lienzo Norte

B.M
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La Orquesta Sinfónica de Castilla y León ofreció un concierto con tres piezas. No faltaron medidas de distancia e higiene

La música vuelve al Lienzo Norte - Foto: David Castro

La música volvió al Lienzo Norte. Es verdad que lo hizo de manera diferente, adaptada a la situación actual, pero es bueno que se pueda respirar cierta normalidad.

Las diferencias se notan desde la entrada. Las puertas se abren una hora antes y la gente tendía a respetar la distancia de seguridad. Si no, se lo recordaban. No se produjeron grandes aglomeraciones y todos pasaron por el dispensador de gel hidroalcohólico de la puerta. Además un cartel indicaba que si alguien tenía dudas sobre su estado de salud contactara con el personal, mientras una pantalla recordaba la obligación de llevar mascarillas, que se cumplió.

En el interior seguían las medidas de seguridad, no solo por la disponibilidad de los asientos (los que había prácticamente se llenaron) sino también porque se iban desinfectando continuamente las barandillas y se recogía el teléfono de los asistentes por si fuera necesario hacer un rastreo por algún caso covid.

Algunas cosas eran más sutiles, como que no se tocaban las entradas por el personal a la hora de indicar los asientes, pero eso no hacía que fuera menos importante.

Ya con todo el mundo acomodado, con las correspondientes distancias de seguridad, llegaba el momento del concierto que forma parte de la gira de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, que está celebrando conciertos presenciales bajo el lema 'La Sinfónica inspira', recalando ayer en Ávila. Ahora solo les queda la cita de hoy en Medina de Rioseco.

También en el inicio se recordaba que debido a la covid-19 no se podían dar programas de mano por lo que se explicaron las obras que se iban a interpretar en el concierto abulense para el que se eligió el ensemble dirigido por el fagotista Alejandro Climent, acompañado por una veintena de músicos de la orquesta para tocar un programa diseñado con obras de Edward Elgar, Peter Warlock y Franz Schubert. 

Los músicos afinaron sus instrumentos y se dispusieron, todos de negro y con sus mascarillas, a recibir al director, que también recibió los primeros aplausos

Y así comenzaba a interpretarse este programa en el que estaba previsto poder escuchar ‘Serenata para cuerdas en mi menor, op. 20’, de Edward Elgar, en la que es considerada una pieza juvenil que muestra sólidos indicios del compositor que se vería en la madurez. Con Peter Warlock, llegaría ‘Suit Capriol’, una suite sobre un manual de danzas renacentistas que demuestra el interés del autor por la música antigua. El programa se tenía que completar con la ‘Sinfonía nº 5 en si bemol mayor, d 485’, una de las más famosas de Schubert. Concluida en 1816, se trata de una temprana obra maestra marcada por la sencillez, claridad y melodismo.