El sector educativo reclama terminar el curso en junio

P.V.
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Sindicatos, padres, profesores y alumnos rechazan cambios en el calendario, pero plantean un plan estratégico para recuperar conocimientos a partir de septiembre

Aula vacía en un centro educativo de Burgos. - Foto: Patricia González

A punto de cumplirse un mes del cierre de todos los centros educativos por la crisis sanitaria que atraviesa la Comunidad por el Covid-19, el futuro de este curso escolar todavía está en el aire. De momento, y hasta que se pronuncie el Ministerio de Educación, todos los escenarios son posibles, entre los que se incluyen la vuelta a clase de los alumnos por unos días o la suspensión presencial y que los estudiantes continúen en casa con la formación ‘online’. Eso sí, estas medidas para los niveles de Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato o Formación Profesional, ya que las universidades públicas de Castilla y León ya han comunicado la cancelación de las clases presenciales.

Representantes de los padres de alumnos, sindicatos, profesores y estudiantes de la Comunidad consultados por este periódico reclaman que se adopten medidas ya o por lo menos se barajen varios escenarios para terminar con la incertidumbre actual de las familias y docentes, que desconocen cómo va a terminar este curso escolar y cómo deben evaluar a los alumnos, entre otras cuestiones, entre las que se incluyen la planificación del curso 2020-2021. Lo que sí defienden todos ellos es que se debe finalizar en junio, manteniendo la formación ‘online’ y teniendo en cuenta una evaluación continua en todos los niveles. Se oponen frontalmente a la propuesta italiana de aprobado general para todos, una medida «injusta» tanto para profesores como para los propios estudiantes. Tampoco son partidarios de modificar el calendario escolar, aunque reconocen que se deberá elaborar un «plan» para que el próximo septiembre se puedan comenzar a recuperar los conocimientos no impartidos este curso y avanzar en los programados.

«Lo que creemos es que debe primar la salud de las personas. Vemos complicado recuperar algo de curso, pero consideramos que si se puede y las autoridades sanitarias nos los recomiendan, nos gustaría que se volviera al colegio antes de la finalización de las clases», dice David Moya, presidente de la Confederación de Federaciones de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Castilla y León (Confapacal). También desde las Escuelas Católicas de Castilla y León, su secretario autonómico, Leandro Roldán, defiende se debería continuar como en el segundo trimestre: «Hemos estado durante muchos años abogando por la figura del esfuerzo y en este momento creo que los jóvenes, adolescentes o niños es bueno que sigan teniendo una rutina».

Una opinión compartida desde otros ámbitos como los sindicatos. Isabel Madruga, presidenta del sector autonómico de Educación de CSIF en Castilla y León, asegura que su propuesta es que el curso termine en junio, «con garantías sanitarias para profesores y alumnado». Lo mismo comparte Pilar Gredilla, presidenta de Anpe en la región, que cree que son «las autoridades sanitarias las que deben marcar» cómo se termina el curso, aunque reconoce que «telemáticamente» hay diferencias entre los estudiantes y la situación de las familias para continuar con el curso.

Brecha digital

Precisamente esa brecha digital es uno de los aspectos que más critican todas las fuentes consultadas. Reconocen que el curso debe continuar con formación ‘online’ pero insisten en que hay muchas diferencias en este sentido, ya que hay familias con complicaciones para el acceso a las nuevas tecnologías a las que se debe dotar de recursos. «Ese es el caballo de batalla de las tres últimas semanas, hay que facilitar la accesibilidad a los medios y procurar que haya una idoneidad, por lo que se tendrá que trabajar especialmente para que la docencia llegue», asegura Roldán.

«Si se va a continuar con la formación ‘online’, que es lo que parece, debe ponerse en marcha un plan estratégico que logre eliminar la brecha digital para las familias que están teniendo dificultades y un incremento de los recursos para el profesorado», detalla Madruga. Una complicación que también apuntan desde la Federación Autonoma de Asociaciones de Estudiantes (Fadae).

La principal preguntan que se han hecho muchos profesores, familias y estudiantes durante los últimos días es cómo se debe evaluar el tercer trimestre. David Moya, de Confapacal, lo tiene claro: «De ninguna manera creemos que se debería evaluar el trabajo desde casa porque generaría problemas de discrepancia y de trato entre alumnos».

Roldán defiende que el modo ‘online’ tiene medios suficientes como para realizar una evaluación «objetiva» del alumno. «Todavía hay tiempo para que cada profesor pueda encontrar unos criterios objetivos y adaptarlos a esta situación», señala, tras lo que añade que «hasta ahora se llevan dos trimestres evaluados y los docentes ya conocen a los alumnos».

Un concepto sobre el que también incide Gredilla, que recuerda que ya ha habido dos evaluaciones, «el curso empezó en septiembre», pero reconoce que hay niveles más complicados como los que deben realizar la Ebau o los de Secundaria para los que se deben articular medidas específicas para que salgan adelante». «Lo que no tiene sentido es que los alumnos repitan, hay que intentar dar una normalidad», recalca.

Integración

La misma opinión comparte Elena Calderón, secretaria general de la FE-CCOO: «Debe ser eminentemente diagnóstica, alejada de la mera calificación de los contenidos académicos». «Además, la evaluación debe ser continua, integral, orientadora, criterial, cualitativa, y tener en cuenta las condiciones tecnológicas y de conectividad del alumnado. La brecha digital no puede ser la causa de una evaluación negativa», apunta.

Esta evaluación puede resultar menos complicada a nivel universitario, donde ya se ha anunciado que se suspenden las clases presenciales. Juan Otero, miembro de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas, considera una «buena medida» la cancelación y señala que están «más preparados» que otros niveles educativos. «Desde el 10 de marzo ya se estaban preparando planes de contingencia en las plataformas y muchos profesores suben apuntes o dan clases por videoconferencia», aclara. Respecto a los exámenes, indica que cada facultad está estudiando todas las posibilidades de momento.

También existe unanimidad a la hora de reclamar que no se avance en los contenidos previstos para este curso y las formación a distancia se destine más al respaldo y afianzamiento de los conocimientos. Una situación que implica que el próximo curso se acumule el trabajo. «Tendremos que encontrar la fórmula para ser flexibles», comenta Roldán. Moya ve que el principal problema se va a producir en los niveles más altos, «se deberán adaptar los currículos», mientras que desde los sindicatos consideran que se debe analizar al principio de curso, plantear planes específicos y contar con los recursos necesarios para poder afrontar esta situación.