Piden soluciones al riego de la judía de El Barco de Ávila

I.Camarero Jiménez
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Desde el Consejo Regulador, Nicolás Armenteros hace un llamamiento a las administraciones para que se creen las infraestructuras que garanticen que nuestra legumbre cumpla su ciclo

Piden soluciones al riego de la judía de El Barco de Ávila

Un año más se repite, la bajada del caudal del Tormes lleva a prohibiciones al riego en la zona y eso de nuevo vuelve a afectar al cultivo de judía de El Barco de Ávila.El director técnico de la IGP, Nicolás Armenteros lamenta que la situación no cambie. Lo achaca en cierto modo al cambio climático puesto que el año pasado casi era lógico que llegaran las restricciones pues fue tremendamente seco; no ha sido así este 2020 con una buena primavera cargada de lluvias, ahora bien lo que se necesita para hacer acopio de reservas es que llegue la nieve y, de un tiempo a esta parte y cada vez más, ésta está ausente. 

Pero por otro lado, y no es la primera vez que llama la atención sobre el tema, alude a la necesidad de que las administraciones pongan solución a este asunto y se propicien las infraestructuras necesarias para garantizar ese riego. Se dirige Armenteros a la Confederación Hidrográfica del Duero, al Ministerio y también a la Junta de Castilla y León.Lo cierto es que productores y hectáreas dedicadas al cultivo de judía se mantienen en general en los mismos niveles que en años anteriores, 30 hectáreas, y similares números en productores, 30. Pero si no se dan facilidades, si no se garantiza que el cultivo llegue a término la gente «no se va a animar a que llegue el tan necesario relevo generacional». «A lo mejor llega un  nuevo productor al año, pero no hay oleadas que sí se producen en otras zonas, con tres o cuatro al año».

Es una pena, tiene claro porque la calidad y la garantía de que es un gran producto la tiene: «La judía de El Barco no tiene que demostrar nada porque lo tiene todo», entiende. 

el lado positivo. En cierto modo la crisis sanitaria ha servido para poner en valor entre los consumidores esa calidad de nuestras legumbres. 

Yes que Armenteros es director técnico de la judía de El Barco pero también de la lenteja de La Armuña y del garbanzo de Fuentesaúco y garbanzos de Pedrosillo. Y sí, «en el confinamiento hemos tenido llamadas interesándose por cómo conseguir esos productos».

La diferencia entre estas tres legumbres y la judía de El Barco de Ávila es que ésta última es de regadío y necesita lógicamente ese riego, máxime en agosto cuyos inicios han sido especialmente cálidos y hay que rematar el fin de ciclo, «están en pleno rendimiento, en el momento en el que llena la vaina. Sin agua se revienen y no llegan a tener el calibre que deberían tener».

En general el año ha venido con lluvias e igual que la cosecha de cereal ha tenido un año estupendo con cifras de récord, no han tenido la misma suerte la lenteja o el garbanzo y no parece que la judía vaya a acabar en sintonía con el cereal y es que «la leguminosa es muy sensible al cambio brusco», la humedad de abril, una segunda mitad de mayo excesivamente calurosa propician enfermedades, al igual que esos inicios de junio casi fríos en la primera mitad, alertaba.

Se refiere sobre todo a lenteja y garbanzo, de secano porque «en teoría la judía al ser regadío es más estable, claro, si se puede regar al final de ciclo. Al garantizarle esa humedad hay una garantía mínima de acabar bien, pero claro tiene que llegar y quizá con un último riego se podría solucionar si luego no hace frío.

Armenteros afirma que «queremos que la judía de El Barco se mantenga y crezca porque para eso se crean las IGP y se protegen los productos singulares» y si no se dan las condiciones «para eso están las administraciones, para corregirlo». 

Quizá este año, con la crisis sanitaria y el incremento de gastos en esas administraciones «no sea el momento», pero el problema viene heredado «año tras año» y no se dan soluciones.

Defiende eso sí los intentos del Ayuntamiento de El Barco de Ávila con el que han organizado cursos de formación  y «a tenor de la asistencia la gente está interesada en el cultivo de judía», pero claro «hay que darles garantías». Este año además, cuenta «parece que la Diputación de Ávila también va a ayudar».

No es sólo una cuestión de arriba, de las administraciones, también lo es del consumidor, asegura Armenteros. 

Si durante el tiempo de confinamiento ha dado mayor valor a lo que nos es propio, al producto español y de calidad, las cosas deberían seguir por ahí«que se fije más en el etiquetado», que haya un mayor consumo de eso que es nuestro porque además debe saber que «así también se sostienen los pueblos» y es que no hace tanto tiempo que «eran muchas las familias que vivían de este producto y lo hicieron durante décadas así que por algo será y es que la Indicación Geográfica Protegida (IGP) no tiene que demostrar nada».

Por su parte, se va a seguir fomentando el cultivo como hasta ahora proporcionando semilla autóctona y de gran calidad. Es el que tienen entre manos «un buen material con mucha calidad y un buen rendimiento».

En definitiva la solución «tiene que venir de quien tiene la competencia y si estos no quieren darla... que lo digan claramente», sentencia.