Las escuelas infantiles marcan el camino

M.E
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Los centros privados reabren con relativa normalidad, con protocolos aunque sin posibilidad de guardar distancia de seguridad y con menos matrícula por la «incertidumbre» de las familias

Las escuelas infantiles marcan el camino - Foto: David Castro

SON  los más pequeños y han sido los primeros en volver al ‘cole’ en un atípico arranque de curso marcado, irremediablemente, por la crisis sanitaria de la COVID-19. Los centros infantiles privados que atienden a niños de 0 a 3 años reabrieron sus puertas esta semana como prólogo de lo que sucederá la próxima semana (el curso empieza el miércoles) y lo hicieron con «cierta normalidad», toda la que permite la situación en torno a una pandemia que ha obligado a implantar protocolos de seguridad y que tiene en vilo a muchas familias. 

La «incertidumbre» entre los padres existe y, de hecho, la matrícula ha descendido en estos centros, según reconoce Loly Rubia, portavoz de la Agrupación de Escuelas y Centros Infantiles Privados (AECIP) de Castilla y León en Ávila, si bien desde estas escuelas confían en que con el paso de las semanas, y una vez arranque el curso en los colegios y la situación se vaya normalizando, las familias que necesiten conciliar su vida familiar y laboral y que ahora «están esperando» acaben recurriendo a unos centros que han puesto todos los medios para minimizar riesgos.

Con todo, la educación de 0 a 3 años tiene sus peculiaridades y aquí no pueden cumplirse dos de las medidas indicadas para reducir contagios, el uso de mascarillas por parte de los niños y el mantenimiento de la distancia de seguridad entre los pequeños y con sus cuidadores. «Es inviable», reconoce Loly Rubia, quien sin embargo hace hincapié en el resto de medidas de seguridad. Así, hay un protocolo de acceso al centro, de manera que los padres no acceden a las instalaciones, se desinfectan con alcohol los objetos o alimentos que lleve el niño y se utiliza calzado propio. No faltan el lavado de manos con agua y jabón a los niños, la limpieza de las instalaciones con hipoclorito y la desinfección de los juguetes que se vayan usando con alcohol, a lo que se une la ventilación frecuente.

«Lógicamente hay incertidumbre, muchos padres estaban asustados, pero al final les explicamos todas las medidas y se tranquilizan;tras los primeros días yo creo que están contentos», señala la portavoz de una agrupación que engloba a ocho centros de la capital y uno de la provincia, entre ellos el suyo. 

Tampoco falta en ese protocolo la toma de temperatura, de manera que los niños no pueden acceder al centro si tienen más de 37 grados. Como a estas edades son frecuentes los procesos catarrales, no se podrá en cuarentena a la escuela porque un niño tenga fiebre de manera general, sino que los padres tendrán que llevarlo al pediatra para su valoración. Si no hay sospecha de covid, volverá cuando supere el proceso, y si finalmente estuviera relacionado con la enfermedad se comunicaría a las autoridades sanitarias para emprender las medidas correspondientes. Los padres, además, han tenido que firmar una declaración responsable de que no han estado en contacto con un positivo por la COVID-19.