Unos romanos atemporales

M. Lumbreras
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Con el taller 'Haciendo mutis', el Museo de Ávila ha querido trasladar a los más pequeños las enseñanzas del teatro romano

Unos romanos atemporales - Foto: Ana I. Ramirez

Uno, al entrar en la iglesia de Santo Tomé, espera el ambiente propio de un templo adaptado a museo: turistas comprando entradas, observando verracos, o paseando por la planta de este santuario. Sin embargo, en el día de ayer, aquel que cruzara el umbral de Santo Tomé se encontró con un pequeño escenario improvisado sobre el que un grupo de más de 15 niños, enmascarados y vestidos al estilo romano, bailaba con el compás en la sangre El ritmo del garaje de Loqueillo y los Trogloditas.

Desde el martes 20, el Museo de Ávila ha impartido en sus instalaciones el taller infantil de teatro ‘Haciendo mutis’, que culminó este jueves con la representación de una adaptación libre de El rapto de las sabinas, episodio de la mitología clásica en el que los primeros romanos, ante la escasez de mujeres, secuestraban a sus vecinas.

José Luis Díez Juste, conservador del Museo de Ávila, nos explica que la realización de talleres estivales por parte de la institución ya es una tradición. Sin embargo, esta es la primera vez que la temática de los mismos está dedicada al teatro. «Queríamos aprovechar el periodo vacacional para ofrecer a los más pequeños una oportunidad de conocer el mundo romano y, más concretamente, su teatro», afirma.

A lo largo de los meses de julio y agosto, el Museo ha llevado a cabo seis talleres teatrales de tres sesiones cada uno. La mecánica era simple: dos días para explicar a los niños –casi cien durante todo el verano, de entre 7 y 14 años– el concepto de teatro romano, las influencias que tenía del teatro griego y los diferentes géneros con los que contaba, y, finalmente, un día para la representación. 

Además, explica Díez, los jóvenes han elaborado sus propios vestuario y máscaras, y han tenido la oportunidad de colaborar en el desarrollo de las adaptaciones, aportando sus propias ideas. «Las obras han sido adaptadas por el departamento de didáctica del Museo, pero los niños han expuesto sus ideas y varias de ellas se han aprovechado», afirma.

Además, este año el Museo ha contado con la novedad de realizar un taller para niños con diversidad funcional en el que han participado 18 personas.

Y el resultado se nota. El público de la representación reía viendo a los niños bailar como Freddie Mercury en I want to break free mientras cortejaban a las sabinas (al fin y al cabo, es una adaptación infantil libre) y los chavales... Los chavales disfrutaban con la representación, pues se reían tanto como el público, mientras un narrador adulto les daba pie para recordarles lo que debían hacer y, cómo no, se reía también.

Así las cosas, el verano se acaba y ya no quedan más talleres a la vista, pero, a juzgar por los resultados, es posible que volvamos a ver el próximo verano más actividades como esta. «Teniendo en cuenta la buena aceptación que ha tenido entre el público infantil de Ávila y lo bien que lo hemos pasado tanto organizadores, como niños, como el público, sí que nos planteamos seguir realizando talleres en esta línea, conjugando la diversión con el aprendizaje», dice Díez. Seguro que los más pequeños de la ciudad lo agradecerán.