Crónica vital del Museo

Redacción
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El Museo de Ávila se inauguró en 1911 en el edificio de la Biblioteca y Museo Teresianos de la plaza de la Santa, y tras pasar por varias sedes se instaló en la actual, el Palacio de Deanes, en noviembre de 1971

Crónica vital del Museo - Foto: DAVID CASTRO

El Museo de Ávila acaba de celebrar sus cincuenta años en la sede del Palacio de los Deanes, edificio histórico al que llegó en noviembre de 1971 después de haber ocupado otras sedes desde su creación en el año 1911, y más de tres décadas después de existir como entidad pero sin un espacio físico en donde asentar sus reales.

Para conmemorar ese medio siglo de estancia continuada en Los Deanes, el Museo, dependiente de la Junta de Castilla y León, ha reeditado con el añadido de diez piezas más la guía de tesoros «imprescindibles» que publicó hace diez años, con motivo de su centenario, un nuevo motivo de celebración por cumplir más años dedicados al servicio de la sociedad por el camino de recibir, cuidar y exponer los principales vestigios del pasado de esta provincia que también ha servido a su director actual, Javier Jiménez Gadea, y a su antecesora en el cargo, María Mariné, para « recordar los jalones de la crónica vital» de esta institución.

Tras recordar que en esa guía «revisada y aumentada» que cuenta con 110 piezas, «el Museo en sí se podría considerar la pieza número 0 –cero, la 'cifra' etimológica– de la selección: la que precede y subyace a todas», Jiménez Gadea y Mariné miran al pasado para explicar que el Museo como tal «se inaugura en 1911, en el edificio de Biblioteca y Museo Teresianos, que había construido el arquitecto abulense Enrique Mª Repullés muchos años antes –en 1891– para el Ministerio de Fomento, y que hasta ese momento no había sido utilizado», iniciando con ello «una larga etapa de Museo honorífico, dependiente de la Comisión Provincial de Monumentos».

En 1915, desalojado de esa primera sede por los actos del IV centenario del nacimiento de Santa Teresa, el Museo pasa a dependencias del Alcázar, donde estuvo hasta que se derriban los restos de la fortaleza en 1930. Lo acoge entonces «una nave municipal, adosada a la muralla en la puerta de San Vicente, de donde sale empaquetado hacia la capilla de los Velada y el claustro de la Catedral, a comienzos de la Guerra Civil por razones de seguridad».

En la década de 1950, siguen explicando, «retoma fuerza la búsqueda de un local digno para poder funcionar como Museo, que sigue embalado en la Catedral y ahora también en la capilla de las Nieves. Un logro intermedio es la instalación temporal de una Sala de Arqueología en el Palacio de la Diputación, en 1952. Otro, y definitivo, el que la Corporación Provincial ceda en 1964 al Ministerio de Educación y Ciencia la Casa de los Deanes y la colección del Marqués de Benavites, recién adquiridas ambas, para que el Ministerio integre el Museo en su organigrama estatal».

museo de verdad. La integración se produce en el año 1968, cuando se dota al Museo de local, personal y presupuesto exclusivo, momento en que «pasa a funcionar como la institución museográfica que ya será. De forma inmediata, en la Casa de los Deanes se abre al público la sección de Arte en 1971. También en esta etapa emplea para almacén la antigua iglesia de Santo Tomé, adquirida por el Ministerio en 1964».

«La renovación museográfica general de los años ochenta implica la exposición Bellas Artes 83 –cuyo folleto es la primera guía propia del Museo–, y culmina en las obras de reinstalación general que se inauguran en 1986. Al año siguiente es transferida a Castilla y León la gestión de los Museos de la Comunidad, continuando la titularidad en manos estatales. De esta fase es la publicación de Museo de Ávila. Documentación Gráfica (1989) que, reproduciendo los paneles de las Salas acompañados del inventario de las piezas expuestas, viene a ser la guía de las instalaciones, con plena vigencia durante una década a base de múltiples reediciones. Durante este periodo, el Museo cuenta con el Palacio de los Águila para ampliar su sede pero, en 1998, es adscrito al del Prado».

Un poco antes, en enero de 1998 se inaugura el Almacén Visitable de Santo Tomé como espacio añadido a las salas del Museo, «un innovador espacio que aún hoy conserva toda su actualidad», y «se edita la Guía Breve, que resume la visita por Salas y Almacén».

«Ahora y desde 2004», continúan director y exdirectora, «ha vuelto al Museo el edificio Teresiano inicial –desocupado por el Archivo Histórico Provincial cuando se trasladó a la nueva sede–», algo que consideran «una curiosa carambola al filo de su señalado aniversario, aunque sea obligada por la falta de espacio del Museo que lo destina a depósito de fondos. Así es el Museo hoy».

«Estas rápidas acotaciones del primer siglo de vida del Museo de Ávila sólo pueden terminar expresando el mayor agradecimiento a todas las personas que lo hicieron posible en el pasado, y el máximo reconocimiento a las que lo siguen haciendo posible en el presente, día a día», acaban manifestando Javier Jiménez Gadea y María Mariné.