El Valle Amblés se está convirtiendo en una de las zonas más activas de la provincia de Ávila durante el verano. Si la Luna Celta y los castros situados en la zona ya son aspectos de suficiente interés para visitar esta zona cercana a la capital, el Paisanaje Sonoro ha aterrizado como un vendaval de actividades dispuesto a dar guerra por la comarca.

Y es que el Paisanaje ha llegado  como un «canto de esperanza», como dice Juan Pablo López, organizador del festival y miembro de Terra Levis. «Tenemos que dejar de hablar de despoblación y comenzar a hablar de la gente que vive aquí», afirma López, y el festival promete situar a la comarca como un punto de referencia de la provincia durante los veranos.

Entre las actividades llevadas a cabo entre el miércoles que se iniciaron los eventos y este viernes, que tuvo lugar el inicio de los conciertos, se ha tratado el tema de la despoblación, pero no con pena o pesimismo, sino con ganas de luchar por su tierra. En este sentido, la charla ‘Hablamos de Paisanaje’ se convirtió en una mesa redonda donde los asistentes trazaron una hoja de ruta para conseguir el objetivo común de los habitantes de la zona: poder vivir en su pueblo.

Sin embargo, el evento más atractivo fue el inicio de los conciertos programados para el viernes. La idea era «rendir un homenaje a la música que se escuchaba en los pueblos cuando el tema de la despoblación ni existía», explica López. De ahí el cartel del viernes 30.

Abrió sobre las 20:00 de la tarde el cantautor Jorge Marazu, con su espectáculo ‘Las Cintas de mis padres’, donde versiona las canciones que escuchaba de pequeño con su familia. Le siguió la actuación del animado grupo de folk Clan Makeihan, que hicieron bailar a los 2.000 asistentes a los conciertos. Finalmente, Los Brincos ofrecieron un gran recital en el que repasaron los temas más famosos de su carrera como Lola o El Pasaporte. Hoy, habrá más actividades y el concierto de Gwendal.