Segundo 'Vítor' y beso a la Santa Cabeza

E.C.B
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San Esteban del Valle repitió la noche del martes la tradición con la que cada año rememora el martirio de San Pedro Bautista. Volvieron a presenciarse las espectaculares carreras de los caballos por las empinadas calles de la localidad

Segundo 'Vítor' y beso a la Santa Cabeza

San Esteban del Valle volvió a rememorar la noche del martes el martirio de San Pedro Bautista con la celebración del segundo ‘Vítor’ de las fiestas patronales, que cuenta con más de cuatro siglos de historia y que es Fiesta de Interés Turístico Regional.

Cientos de visitantes y lugareños presenciaron de nuevo la procesión de las antorchas y la trepidante carrera nocturna de caballos como colofón a una jornada que comenzó con el toque de alboradas y la diana floreada por las calles, y en la que ya por la mañana se celebró una misa y la tradicional bajada del santo de la iglesia parroquial hasta la ermita erigida en honor del patrón en la que fuera su casa natal y por la tarde tuvo lugar otra de las tradiciones de esta fiesta, el ‘beso a la Santa Cabeza’, la reliquia que se conserva del santo y que permanece cubierta por una máscara de plata.

A las 20,00 horas, como manda la tradición, comenzó el Vítor, con el que los habitantes de San Esteban del Valle honran cada año a su patrón, un monje franciscano que fue nombrado protomártir de Japón tras morir crucificado en Nagasaki durante una misión evangelizadora.

Una vez convocados los fieles en la ermita, los gritos de «¡Vítor, San Pedro Bautista!» abrieron la declamación de décimas en honor al santo y sus hazañas en la cristianización de Japón. Muchos de los asistentes se ciñeron la frente con bandas rojas al estilo nipón. La procesión recorrió las calles del pueblo y culminó de nuevo frente a la ermita de San Pedro Bautista y al grito de «Vítor» se dio la salida a la espectacular carrera de caballos por una empinada cuesta hasta llegar a la iglesia parroquial situada en la zona más alta del municipio.

Esta celebración volverá a repetirse en verano, concretamente los días 7 y 8 de julio, cuando se festeja en San Esteban del Valle la inauguración de la ermita del santo en 1682.