Sánchez Relova: "Caprotti saca los colores a Ávila"

Mayte Rodríguez
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El guía oficial de turismo presentó este sábado en la casa-museo de Caprotti en Ávila el libro que ha dedicado a analizar la obra del pintor italiano

Sánchez Relova: "Caprotti saca los colores a Ávila"

Un día, José Luis Sánchez Relova entró en el Museo Caprotti para conocerlo y poder explicar lo que allí había a las personas a las que él acompañara como guía oficial de turismo. Y este sábado volvió a ese lugar, la casa de Guido Caprotti en Ávila, para presentar el libro que ha dedicado a la figura del pintor a raíz precisamente de aquel primer encuentro con su obra que, en sus propias palabras, acabó desbordándole. «Al ir viendo cada cuadro me quedé impresionado porque son verdaderas escenas cinematográficas», explicaba. Para el autor, las «escenas de la vida cotidiana» que muestran cómo era y cómo se vivía en el Ávila de la primera mitad del siglo XX son mucho más que estampas «costumbristas», encierran una «complejidad» que Sánchez Relova sitúa en que reflejan «el espíritu del abulense, del castellano» que las protagoniza.

En su libro ‘Pintor Guido Caprotti. Un enamorado del alma española y de la Espiritualidad Castellana’, el autor ofrece un minucioso análisis de un buen número de las obras que atesora el Museo Caprotti con el propósito de hacer llegar ese legado «a la gente de a pie», que a través de los cuadros del pintor italiano tiene la oportunidad de «ver» por ejemplo cómo era «el color de cara de nuestros antepasados», imposible de percibir en las fotografías en blanco y negro de la época pero que está muy presente en los cuadros de Caprotti. Ese color «trigueño» de los rostros de los abulenses de entonces, «que hemos perdido», y que «este hombre lo pinta al natural, tal como eran ellos», apunta. En el libro, Sánchez Relova subraya también la «fuerza» que hay en «los ojos que él pinta». Después de un profundo análisis de la obra del pintor italiano, el autor llega a la conclusión de que Caprotti «saca los colores a Ávila» porque «lo que a él le gusta es la luz» de la ciudad que «el resto de los pintores no aguantan», pero «él la descompone como el arcoiris y saca los colores» para pintar un Ávila «brillante» que contrasta con la ciudad «aburrida» que veían los abulenses, elogia.