Vítor en Pedro Bernardo

Pilar Bardera
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La localidad cumplió con la tradición y celebró la festividad de San Sebastián en la que no acompañó el tiempo

Vítor en Pedro Bernardo - Foto: Picasa

Pedro Bernardo comienza el año con una de sus fiestas de invierno, San Sebastián, patrón del Hogar de Pensionista, y cuyos actos comenzaron el 19 de enero a las 13,15 horas  en la ermita de San Sebastián con una misa y posterior traslado del santo a la iglesia parroquial. Por la tarde, a las 19 horas, en la plaza de los Toros todos los vecinos se reuniero para dar comienzo con el Vítor de San Sebastián y a continuación recorrer las calles del pueblo.

Este año había estado chispeando durante la tarde, pero a pesar de ello los vecinos, visitantes y varios amigos del caballo se reunieron en la plaza de los Toros para celebrar el Vítor. Se comenzó con la bendición a los caballos y  lazos rojos  que posteriormente se reparten para que se coloquen en la cabeza y así comenzar el recorrido. Este año, reducido por el tiempo, siendo tan solo dos los lugares donde se cantó el Vítor, plaza del Ayuntamiento e Iglesia, donde es clavado el corazón del Santo en la casa del cura, como se hacía antaño.

Antiguamente el estandarte del Vítor estaba presidida por el mayordomo que iba acompañado por los caballistas. Ahora esta labor la lleva a cabo José, un joven caballista  que durante toda la procesión va parando, para que con las alabanzas y letanías en honor al Santo Guerreros  se narre entre cánticos la vida e historia de San Sebastián de Narbona, hijo de familia noble y a cuyas letras responden con firmeza a la voz de ‘Vítor’ los cientos de devotos concentrados.  

En todas y cada una de las paradas, los vecinos pudieron degustar una rica limonada y bollos típicos, amenizando el recorrido, como no podía faltar,  la música de las dulzainas.  Durante todo el trayecto, le siguieron muchos fieles a pie, además de otros a caballo, tal y como manda la tradición.

Como cuentan los que la han vivido, desde por la mañana y durante todo el recorrido de la procesión, se tiraban los conocidos como «peorros»,  unos artilugios de madera de saúco en los que introducían bolas de estopa ensalivada que empujaban con un palo a modo de émbolo, haciendo sonar pequeñas detonaciones. Para que todos los vecinos del pueblo tuvieran conocimiento de que salía en procesión San Sebastián, Eduardo sigue manteniendo esta tradición elaborado por él mismo este artilugio y tirando los petardos durante la procesión del Vítor. 

Los niños también cantaron durante el recorrido de la procesión «San Sebastián, glorioso, hijo de la costurera, tiene los calzones rotos y la pingulilla fuera». En definitiva, fue una jornada con muy buen ambiente que se terminó en la plaza de los Toros con la música de la dulzaina.

Para finalizar los actos en honor a la festividad de San Sebastián, ayer, tras la misa en la iglesia San Pedro Advincula, se realizó el posterior traslado del santo hasta su ermita, con subasta de cintas, banzos y ofrendas.