Más protección para el castro de la Mesa de la Miranda

J.M.M.
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Sale a información pública la declaración de BIC con la categoría de Zona Arqueológica de este asentamiento vetón ubicado en Chamartín

Más protección para el castro de la Mesa de la Miranda

El expediente de declaración del castro de la Mesa de Miranda y la Necrópolis de Osera, en el término municipal de Chamartín, como Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica, se someterá a información pública durante un mes tras su publicación en el Boletín Oficial de Castilla y León de este lunes,28, de junio.

El expediente se encuentra disponible para su consulta en la plataforma del Gobierno Abierto de la Junta de Castilla y León a través de un enlace que se facilita en este punto. Además, y teniendo en cuenta la situación de crisis sanitaria originada por el COVID-19, la consulta física al expediente solo se podrá realizar en el Servicio Territorial de Cultura y Turismo de Ávila, previa concertación de cita en el teléfono 920 355 092. 

Según se recoge en la orden publicada en el Bocyl, el castro de La Mesa de Miranda - Necrópolis de la Osera es un conjunto que se localiza hacia el norte de la localidad de Chamartín, a 2,4 km del casco urbano en Ávila. 

El Castro de la Mesa de Miranda pertenece al territorio del pueblo vettón marcado por las fuentes clásicas y se relaciona con el foco constituido por los castros de Ulaca y Las Cogotas, todos ellos en un área aproximada de 300 kilómetros cuadrados . El castro se compone de dos elementos arqueológicos: La zona de habitación (Castillo Cimero y Castillo Bajero), constituida por tres recintos complementarios, y la necrópolis (La Osera), que ocupa parte del tercer recinto y la zona exterior al castro por el sur y sureste. La zona de habitación se compone de tres recintos amurallados. Al primero de (11,5 ha) situado al norte de los demás, se le adosa por el sur el segundo recinto (7,1 ha), al cual, por el sur y por este, se le adosa el tercero (10,5 ha). Entre todos componen un área de 29,1 ha, a la que hay que sumar las 3,5 ha de la necrópolis fuera del tercer recinto. En total, lo que se conoce del yacimiento constituiría una superficie de 32,6 ha. Tradicionalmente se ha dado a los tres recintos una cronología sucesiva, pero este aspecto no se ha constatado científicamente. Solo del tercer recinto hay constancia de ser el último en construirse, previsiblemente cuando ya el primero y el segundo estaban consolidados. Se entiende así porque está solamente trazado en su lado este, con apenas dos hiladas de piedras, hecho que coincide con una acción similar en el cercano castro de Ulaca (Solosancho), por lo que puede interpretarse como un hecho general ligado a la trayectoria histórica de ambos relacionado con la conquista romana o, una vez conquistados ambos, a la coyuntura generada por alguna de las dos guerras civiles que tuvieron lugar a lo largo del siglo I a.C. en las que participaron activamente los vettones. 

Las investigaciones en el castro se llevaron a cabo principalmente entre 1932 y 1944, en dos fases interrumpidas por la Guerra Civil Española. Las realizó Juan Cabré Aguiló centrándose fundamentalmente en la necrópolis, de la que identificaron seis zonas, excavando un total de 2.230 tumbas de incineración, fechadas desde finales del siglo V a fínales del IV/principios del III a.C. Las excavaciones se realizaron, también, en algunas zonas de la muralla de los tres recintos. Decenios después, entre 1999 y 2004, se han llevado a cabo trabajos de investigación de menor envergadura, en los que se ha excavado una construcción doméstica dentro del primer recinto. La ocupación del castro y su necrópolis se enmarca principalmente en toda la Segunda Edad del Hierro, entre los momentos finales del siglo VI y mediados del siglo II a.C., quedando pendiente de ratificación si tras las conquista de la zona (155-133 a.C.) la población del castro permaneció hasta las Guerras Sertorianas (82-72 a.C.) de la primera guerra civil romana e incluso hasta la segunda (49-45 a.C.). Extramuros, en el sector sureste, se ha reconocido un abrigo pintado con signo pintado en ocre, de difícil interpretación, del que no se conoce si tiene relación con el castro o es anterior. En el castro y sus inmediaciones se han hallado al menos cinco esculturas zoomorfas representativas del pueblo vettón, de las que se conservan tres: Una completa instalada en una plaza del casco urbano de Chamartín; otra, fragmentada, a la puerta del aula arqueológica y un fragmento dentro del tercer recinto en el castro. Las demás se encuentran desparecidas o representan fragmentos tan pequeños que son dudosas. Inmediatamente situada al sur de los recintos, –incluyéndose parcialmente en el tercero de aquellos, sobre una explanada muy bien definida– se localiza la necrópolis de la Osera, denominación que hace referencia al abundante hallazgo de restos óseos. Las excavaciones realizadas por Juan Cabré en la primera parte del siglo XX permitieron identificar unas 2.230 tumbas de incineración, probablemente la necrópolis completa.